Todo lo bueno termina: volvimos de vacaciones…
Después de recorrer en bici los alucinantes 21.196 Km. (*) de la muralla china -con todos sus vericuetos- nos agarró un increíble -pero cierto- techaga’ú por esta parte del continente americano, principalmente porque, por razones de idioma, no podíamos ponernos de acuerdo con los nativos de dicho país.
Fuimos desde Beijing hasta la muralla con una furgoneta alquilada, que es el método más barato y más rápido. En una dos horas viajando por carreteras y autopistas que parecen caminos donde la gente conduce como le viene en gana llegamos a nuestro objetivo, Recorrimos –en principio- unos 15 Km. de muralla que en algunos lugares se conserva muy bien, y en algunos tramos apenas quedan rocas mal colocadas. Lo más molesto eran los típicos vendedores que te perseguían durante largos ratos esperando a que se te acabara el agua de la cantimplora para venderte cervezas frescas que, felizmente es la bebida nacional de Paraguay and Argentina. Otra cosa curiosa es que algunos turistas chinos se querían hacer la foto en la muralla con nosotros.
Ellos nos hablaban en vaya a saber en cual de sus idiomas principales: mandarín, wu, min, yue o hakka. Y nosotros, por supus, en castellano, guaraní, jopará (buen día, mba’é la porte, akarusé), o inglés súper básico, por ejemplo, gud morning, zenkiu, jaguariú etc. etc.
Pensamos que el gobierno chino nos ofrecería realizar su boletín en “spanish” para el mundo de habla hispana y que nos pagarían en yuanes.
Pero nos equivocamos de pe a pa. Nuevamente las barreras idiomáticas nos limitaron. Y de poco nos sirvió querer hacernos entender por señas.
Aún así, nos deleitamos con la comida china, cuyos platos emblemáticos hemos saboreado en el barrio chino de Baires City y en el sector del mismo nombre de la villa 31, donde también aprendimos que la gastronomía de China es una de las más ricas debido a la antigua tradición culinaria del país, y está muy ampliamente representada en el mundo, y que la cocina china está íntimamente relacionada no sólo con la sociedad, sino también con la filosofía y la medicina china.
En síntesis, ahora, por fin, estamos nuevamente en el añorado dulce hogar –nuestra redacción- para seguir laburando como esclavo y ad honorem. Bah… como siempre, como buenos vyros.
(*) a decir verdad sólo pudimos recorre 67 Km.
(Nota de redacción: para el año que viene tenemos pensado “vacacionar” en el muro que construirá Trump en la frontera mexicana/norteamericana. Eso sí, pagaderos en 18 cuotas ¿sin interés?)