historia

Perón cuenta el momento en que se enamoró de Evita…

En 1956, ya exiliado Juan Domingo Perón, circularon en distintos medios de Europa y América textos cortos de su autoría, que más adelante integrarían la obra «Del poder al exilio. Cómo y quiénes me derrocaron». 

**AHÍ, EN ESE LIBRO, NARRA CÓMO FUE SU ENAMORAMIENTO.

«Eva entró en mi vida como el destino. Fue un trágico terremoto que sacudió la provincia de San Juan, en la cordillera, y destruyó casi enteramente la ciudad, el que me hizo encontrar mi mujer. En aquella época yo era ministro de Trabajo y Asistencia Social. La tragedia de San Juan era una calamidad nacional (…).

(El 15 de enero de 1944 San Juan se abrió al medio. Literalmente. La tierra crujió y tembló. Las edificaciones, cuyo principal componente era el adobe, vestigios de una orgullosa ciudad colonial, se desmoronaron. Algunos testigos contaron que parecían disolverse en el aire, como si sus componentes hubiesen sido líquidos. Sólo el estruendo de los escombros recordaba que dos segundos antes (quizás menos) allí había una construcción. Alguien estimó que el terremoto derribó el 90 % de las edificaciones de San Juan)

Para socorrer a la población movilicé al país entero; llamé a hombres y mujeres a fin de que todos tendiesen la mano a aquella pobre gente de aquella provincia remota (…)

Entre los tantos que en aquellos días pasaron por mi despacho, había una joven dama de aspecto frágil, pero de voz resuelta, con los cabellos rubios y largos cayéndoles a la espalda, los ojos encendidos como por la fiebre.

Dijo llamarse Eva Duarte, ser una actriz de teatro y de la radio y querer concurrir, a toda costa, a la obra de socorro para la infeliz población de San Juan».

«»Organizamos espectáculos —dijo—. Movilizaré los colegas. Mi compañía es una compañía de voluntarios que pide ser empleada en esta batalla benéfica».

Hablaba de manera vivaz, tenía ideas claras y precisas e insistía en que se le confiara un cargo (…). Yo la miraba y sentía que sus palabras me conquistaban; estaba casi subyugado por el calor de su voz y de su mirada.

Eva estaba pálida, pero mientras hablaba su rostro se encendía. Tenía las manos escuálidas y los dedos ahuesados; era un manojo de nervios. Discutimos largo rato. Era la época en que en mí se abría camino la idea de dar vida a un movimiento político que transformase radicalmente la vida de la Argentina» 

«Vi en Eva una mujer excepcional, una auténtica »pasionaria’‘ animada de una voluntad y de una fe que se podía parangonar con la de los primeros creyentes. Eva debía hacer algo más que ayudar a la gente de San Juan; debía trabajar por los desheredados argentinos (…)

Decidí, por lo tanto, que Eva Duarte se quedase en el ministerio mío y abandonase sus actividades teatrales» (…).

Perón y EvIta, en el balcón de la Casa de Gobierno el 17 de octubre de 1950

«Al principio, aquella frágil mujer rubia no hizo hablar de ella. Me seguía como una sombra, me escuchaba atentamente, asimilaba mis ideas, las elaboraba en su cerebro férvido e infatigable y seguía mis directivas con una precisión excepcional-

En dos o tres meses, Eva Duarte había sido capaz de transformarse en una colaboradora indispensable. Fue en ocasión de los sucesos de 1945 cuando demostró un valor fuera de lo común y una personalidad extraordinaria» (…)

» El 9 de octubre fui obligado a renunciar al ministerio (…) Fui arrestado a consecuencia de una manifestación popular protagonizada por los obreros cuando supieron mi dimisión y se me envió a la isla de Martín García.

* En Buenos Aires, Eva Duarte trabajaba por mí,,,

Tomó la dirección del movimiento (…) y en breve puso una carga explosiva en el alma de la Nación.

Tampoco ella tuvo días tranquilos; llamada a la Secretaría de la Presidencia fue invitada a no ocuparse de política y a volver a su trabajo en el teatro. 

En respuesta, Eva llevó a nuestra gente a las plazas y el 17 de octubre se puso a la cabeza de los »descamisados» que en la Plaza de Mayo amenazaron incendiar la ciudad si no me ponían en libertad.

Yo estaba finalmente libre; Eva había vuelto a trabajar conmigo con más espíritu y mayor pasión. Pensábamos con el mismo cerebro, sentíamos con el mismo corazón.  

ERA NATURAL POR TANTO QUE. EN TANTA COMUNIÓN DE IDEAS Y DE SENTIMIENTOS, NACIESE AQUEL AFECTO QUE NOS LLEVÓ AL MATRIMONIO.  

Nos casamos en el otoño de 1945 en la iglesia de San Francisco en La Plata»

Fuente: clarín.com

N. de R: EVITA FALLECIÓ EN 1952, A LOS 33 AÑOS (ESTE 26 DE JULIO DE 2023 SE CUMPLE EL 71° ANIVERSARIO DE SU PARTIDA A LA ETERNIDAD)

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