Por Enrique Cosp
Cuando mencionamos a los vikingos, a la mayoría de la gente le viene a la mente la imagen de guerreros ataviados con cascos con cuernos
Al hablarse de Nerón, se habla de un emperador romano conocido hoy en día más que nada por la célebre escena en la que Roma se incendia (por orden suya) mientras él tranquilamente toca algunos temas musicales con su lira.
Una de las imágenes más famosas de Napoleón Bonaparte es la de aquel cuadro en el que se lo puede observar cruzando los alpes italianos en un majestuoso corcel.
Todo esto sin embargo… es mentira. Los guerreros vikingos jamás usaron cascos con cuernos, no hay evidencia alguna de que Nerón haya ordenado incendiar Roma e historiadores de la época incluso mencionan que ni siquiera se encontraba en la ciudad durante el incendio, y Napoleón cruzó los Alpes montado sobre una mula (la misma distorsión histórica la aplicaron con San Martín y su cruce de los Andes).
La historia que conocemos de nuestro mundo está plagada con innumerables falsedades creadas por diferentes motivos, la mayoría de las veces en la persecución de algún objetivo político, de alguna pretensión artística, y a menudo también a causa del error accidental e inocente de algún historiador, que se repiten una y otra vez hasta convertirse en mitos populares.
El Paraguay y su historia no son la excepción, a continuación algunos mitos sobre la historia paraguaya que publicaremos en DOS partes.
Aclaramos que lo escrito no pretende ser una verdad irrefutable, que ojalá genere un debate más profundo y haya quienes puedan contrastar estos datos con otros.
1) La bandera paraguaya, su origen y su significado.
También nos dicen que se puso el rojo para simbolizar la justicia (en el país donde el Poder Judicial está corrompido hasta la médula), que el blanco se puso para simbolizar la paz (en el país con las dos guerras internacionales más grandes de América) y el azul fue puesto allí para representar el valor de la libertad (en el país que durante casi toda su historia fue gobernado por reyes absolutistas y dictadores).
Realidad: toda esa justificación simbólica es una invención muy posterior a la creación de la bandera. Quienes administraron el país durante las primeras décadas de su independencia fueron influenciados en gran medida por la Revolución Francesa (1789). Abolieron la monarquía y proclamaron la república, aplicaron la forma de gobierno del Triunvirato y luego del Consulado (al menos por un tiempo), decretaron la libertad de culto y adoptaron muchas otras medidas calcadas de esa revolución europea. También decidieron crear una bandera que tenía exactamente los mismos colores que la de la bandera de la Francia revolucionaria y en el mismísimo orden (le dieron la vuelta en vertical para diferenciar un poquito), y más tarde durante el Consulado de Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso se le agregarían algunos símbolos, como por ejemplo el gorro frigio, un símbolo de… la Revolución Francesa. ¡Oh coincidencia!
Así que sobre nuestra bandera se nota más la mano del Marqués de Lafayette y de Robespierre, que la fragancia de las inexistentes azucenas de Juana de Lara.
2) El primer ferrocarril de Sudamérica.
Porque el ferrocarril paraguayo empezó a moverse en 1861, cuando Perú ya había inaugurado su primer tramo ferroviario en 1851, Chile estrenó su ferrocarril tan solo un poco después que Perú, Brasil el suyo en 1854, Argentina hizo lo mismo en 1857. Y Guyana ya conoció aquel novedoso y revolucionario medio de transporte en 1848.
Así que no, Paraguay no tuvo el primer ferrocarril de Sudamérica.
3. “Antes teníamos mar”.
Algunos creen que a Paraguay le quitaron su mar durante la Guerra de la Triple Alianza (no es raro escuchar o leer a alguien exigiendo que nos lo devuelvan), si bien es cierto que a Paraguay se le arrebataron grandes extensiones de territorios fronterizos en disputa con sus vecinos -casi 150.000 kms2-, ninguno de estos territorios contaba con mar.
El discurso más fuerte que vincula a Paraguay con el mar es el que nos dice que hasta 1617, la Provincia del Paraguay tenía una extensión muy superior a la que tiene la actual República del Paraguay, en su territorio se incluía incluso a Buenos Aires, y algo de mar había en el mapa de la provincia, hasta que se partió la provincia en dos partes en ese año y el pedazo que quedó llamándose “Paraguay”, quedó como mediterráneo.
Esto último es cierto pero a ese discurso le falta analizar el pequeño pero nada despreciable detalle de que en esa época Paraguay y la región eran provincias de España y sus pobladores se consideraban súbditos del rey español. Entonces, España tenía mar, insistir en que a nosotros los paraguayos se nos robó nuestra costa al mar, sería como aprobar el argumento -usado por los gobernantes argentinos alguna vez- que dice que como alguna vez Paraguay fue parte del Virreinato del Río de la Plata y Buenos Aires era su capital, Paraguay era parte de Argentina y simplemente se “escapó” de la casa. A Paraguay no le robaron el mar, y a la Argentina no le robaron Paraguay.
4. General José de San Martín – Nacionalidad: paraguaya
Se menciona que el Libertador José de San Martín nació en Yapeyú en 1778, que Yapeyú era dependiente del Paraguay, y la madre del célebre general era una mujer guaraní.
¿Entonces de dónde sale aquello del “San Martín paraguayo”? Varias décadas después de haber ya nacido San Martín, con la independencia se inician las discusiones entre las ex colonias españolas para ver quién controlaba cuales territorios. Los dirigentes paraguayos argumentaron que el territorio de las Misiones tenía que estar bajo jurisdicción paraguaya, porque el último gobernador español del Paraguay -Bernardo de Velasco, metido preso- había ejercido el cargo de Gobernador del Paraguay y administrador de las Misiones al mismo tiempo (pero eran cargos diferentes), un argumento bastante discutible, si bien hay que decir también que los líderes bonaerenses tampoco tenían algún argumento de peso para justificar que ese territorio esté bajo su administración.
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Sr. Enrique Cosp: Seguramente los datos que cuentan en el artículo viene de algún archivo genuino. Y mi pregunta es: ¿por qué razón --si realmente son genuinos-- se sigue insistiendo en los libros de enseñanza del Paraguay esos datos "no verosímiles" -según sus afirmaciones- y no se dice la verdad? Bueno es pisar la tierra con firmeza cuando se sabe la verdad y construir sobre esa base el presente y el futuro.
Este es un artículo que escribí en 2014. Se agradece la difusión, aunque estaría bueno que citen al autor por lo menos.
Buenas tardes Enrique, la fuente principal de nuestra nota fue http://prensalibreya.blogspot.com.ar donde figuraba el sitio reflexiopolis pero NO el nombre del autor. Hemos verificado su información y ya hemos subsanado nuestra INVOLCUNTARIA omisión. Reciba nuestras disculpas y Gracias por la aclaración.
Gracias. Aunque va una última corrección: pusieron Jorge Cosp, mi nombre es Enrique Cosp.
Saludos.
¡Dios!... lapsus calami, felizmente no repetido en Carta de un paraguayo...
Buenas tardes Enrique, la fuente principal de nuestra nota fue http://prensalibreya.blogspot.com.ar donde figuraba el sitio reflexiopolis pero NO el nombre del autor. Hemos verificado su información y ya hemos subsanado nuestra voluntaria omisión. Reciba nuestras disculpas y Gracias por la aclaración.