Generalmente una gran mujer: madre, esposa, hermana, compañera, sin cuyo aporte a las tareas consideradas propiamente masculinas, como las que hacen la historia, serían de dificultosa o imposible realización. Sin perjuicio de que en numerosas oportunidades, las mujeres han participado activamente, codo a codo con los hombres, en las empresas históricas.
Es sólo de estricta justicia entonces, que se haya instituido un día de la mujer en el orden institucional y un día de la mujer paraguaya, como reconocimiento y homenaje.
El papel de las mujeres en la historia del Paraguay está necesariamente ligado a las peripecias de esa historia. Ellas desempeñaron un papel preponderante en el nacimiento de la nación paraguaya.
Fueron las mujeres españolas e indias las que sentaron la base del hogar paraguayo, aseguraron la descendencia, tomaron a su cargo las tareas domésticas y de campo y permitieron que se levantaran las ciudades y se asegurara la conquista y la colonización.
Sin olvidar que cuando fue necesario, lucharon junto a los hombres para rechazar las invasiones portuguesas y los ataques de las tribus hostiles.
Las mujeres participaron en el movimiento comunero paraguayo del siglo 18, precursor de la independencia ame5ricana. La historia ha recogido la figura de la hija de Juan de Mena, que ya guardaba luto por su esposo Ramón de las Llanas y que al enterarse que su padre también había fallecido, abandonó el vestido y el manto negros y se presentó al pueblo vestida de blanco diciento que “no era bien llorar vida con tanta gloria tributada a la patria”.
Las mujeres paraguayas acompañaron a los hombres en la gesta de la independencia, en los preparativos revolucionarias, en el júbilo del 15 de mayo. Y pusieron su empeño y su trabajo en los duros e inciertos años en que, cuestionada esa independencia, hubo de bastarse a sí mismo y vivir en el aislamiento para preservarla.
Su heroísmo y sacrificio brilló en la guerra grande. En la Residenta, la marcha que acompañó al presidente López y a los restos de su ejército hasta Cerro Corá. Y en la batalla de Piribebuy, en las trincheras, ayudando a los hombres a cargar sus fusiles o arrojando tierra a los ojos de los enemigos, a falta de otros medios.
La parte más dura de la tarea de resucitar al Paraguay, devastado y diezmado, en la postguerra recayó sobre las mujeres. Desde la multiplicación de los hijos que permitió reponer paulatinamente la población hasta su participación en las tareas hogareñas, agrícolas y económicas
A falta de hombres, las mujeres paraguayas debieron cultivar la tierra, recoger la cosecha, venderlas, administrar la hacienda familiar. Se hicieron agricultores, comerciantes, industriales. Y cuidaron la educación de sus hijos haciéndolos acceder a los centros educaciones que pocpo a poco se fueron restableciendo en el país.
Surgieron las nuevas generaciones paraguayas que rehicieron la patria. Así, lentamente, el Paraguaya fue poniéndose de pié. Sobre las ruinas de la patria vieja, se construyó un nuevo Paraguay que se apoyó principalmente en el temple de sus mujeres.
La historia les reservaba un nuevo sacrificio. En la guerra del Chaco, hombr4es y mujeres trabajaron juntos. Los hombres luchando en las rudas soledades chaqueñas, las mujeres en el hogar, en los campos, en los talleres, y en los hospitales en el mismo escenario de las batallas o en la retaguardia.
Los tiempos han cambiado. En la nueva etapa que se vive en el Paraguay, las mujeres, cada vez más a la par de los hombres siguen cumpliendo un papel fundamental en el desarrollo y el crecimiento del país.
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24 DE FEBRERO
“Día de la Mujer Paraguaya”
El 24 de febrero se recuerda el “Día de la Mujer Paraguaya”. La fecha fue instituida el 6 de diciembre de 1974 a propuesta de Carmen Casco de Lara Castro que dio impulso en el Congreso a la idea de la historiadora Idalia Flores de Zarza. Reconocimiento y gratitud a todas las mujeres que a lo largo de nuestro historia han contribuido a levantar el Paraguay
La institución de este día tiene sus antecedentes en la celebración de la Primera Asamblea Americana de Mujeres. Un 24 de febrero de 1867, en la Plaza de Mayo, en Asunción, se reunieron mujeres de la capital y el interior del país, de todas las clases sociales; todas con un mismo objetivo, el de colaborar con la salvación de la patria.
Esta Asamblea, fue también el anticipo de una reunión memorable, la reunión de las Damas de la Asunción. Doña Escolástica Barrios de Gill, que congregó el 10 de Agosto de 1867, a 30 mujeres, quienes donaron sus joyas y alhajas para ayudar a la financiación de la causa que sostenía la República. Con sólo el anuncio de esta iniciativa, cientos de mujeres de todo el país se sumaron.
La propuesta de declarar el 24 de febrero “Día de la Mujer Paraguaya” fue una iniciativa de la historiadora Dra. Idalia Flores de Zarza. Gentilmente se adhirió al emprendimiento, Carmen Casco de Lara Castro, quien presentó el proyecto de ley en la Cámara de Diputados, el mismo año que las Naciones Unidas celebraba el año Internacional De la Mujer, en 1974. El 6 de diciembre de 1974, la Ley fue aclamada por unanimidad de ambas cámaras del Congreso y posteriormente fue promulgada por Decreto.
La parte dispositiva señala en su artículo primero: “Declarase Día de la Mujer paraguaya, el 24 de febrero, aniversario de la Primera Asamblea Americana de Mujeres, reunida en Asunción ese día de 1867, con el propósito de contribuir a la defensa de la patria”
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Mujeres de mi tierra.
A todas las mujeres de mi tierra,
mujeres campesinas
que luchan por el pan de cada día,
llevando entre sus brazos
el pedazo
de su propia existencia,
dedico esta poesía .
La mujer guaraní,
la valiente, la mártir, la impagada,
el mástil de la Fe,
la cumbre del dolor.
La del manto raído,
la que sostiene el cesto en su cabeza
y va hollando, descalza, los caminos,
la frente erguida, la mirada firme,
enfrentando serena su destino.
La que soporta el frío y la tormenta,
llevando sobre el hombro
la cruz de su martirio,
la heroina de los ranchos de adobe
que es la madre y el padre
de sus hijos,
la que jamás pidiera recompensa;
la mujer guaraní,
fiel en su amor y dulce y olvidada,
fuerte como el lapacho florecido,
fuerte como ninguna y resignada.
Yo beso en este instante,
reverente,
las sayas que las cubren
y el manto de percal
que las preserva
del sol y de la lluvia.
Mujeres de mi tierra,
dulces como los frutos
que picotean los pájaros;
orgullo de este suelo
de azahar y jazmines,
luna redonda y triste
de caminos perdidos
y tierra colorada,
de canciones nostálgicas,
de guitarra y guaranía.
IDA TALAVERA DE FRACCHIA
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man ustes ta par que estran en este portal realidad como dijo jose es re haso este portal i´m plis iás luzer que asco este portal
excelente trabajo de investigación; mi deseo es que se incluya también el camino que estan siguiendo las paraguayas en este inicio del siglo xxi
man que exelente ni nada vos ta sos nerd
lindo
argentina era una de esas "tribus hostiles" que nos querian como provincia... gracias a la vida por que no paso.
felicidades a todas las mujeres del paraguay y aquellas que estan tan lejos de aqui ya que tenemos muchas luchadoras en otros paises
hasoo olga..