Rafael Luis Franco (frarafael@gmail.com)
La carta que transcribo más abajo es de Efraim Cardozo y va dirigida al presidente Félix Paiva, está fechada el 1-9-1938, pocos días antes del laudo arbitral, que se expidió el 10 de octubre.
En la misma le comenta a Paiva que iba a presentar un alegato ante el Colegio Arbitral para que tengan en cuenta los títulos y derechos del Paraguay sobre el Chaco, aunque en realidad nuestro gobierno y el boliviano ya sabían cuál iba a ser la línea que el Colegio Arbitral iba a demarcar, el laudo definitivo había sido acordado el 9-7-1938, de madrugada, en reunión secreta, o discreta como gustan llamarse los hermanos de la logia.
Por tanto, esta carta de Efraim Cardozo, donde habla de un alegato que iban a presentar es solo para cubrir, para la posteridad, las apariencias de la felonía cometida por él y otros, incluido Paiva; porque así, con este alegato, quedarían como si ellos estuvieran pendientes de la decisión arbitral que, como dije antes, de antemano sabían el resultado, porque habían acordado casi dos meses antes.
El alegato fue presentado el 30-9-1938 y está publicado íntegro en el libro titulado “La Conferencia de Paz del Chaco. 1935-1939”, editado por el Ministerio de RR.EE. argentino en el año 1939, y va de la página 926 a 963 del mismo.
Sólo transcribo algunos subtítulos del mismo, porque es extensísimo, para que tengan una idea de la canallada cometida: El Chaco, unidad geográfica; Descubrimiento y primeras exploraciones; Las primeras capitulaciones; La conquista militar; La conversión religiosa; La colonización; El reconocimiento de los Reyes y Virreyes; La defensa del Chaco; El Fuerte Borbón; El pleito con la Argentina; El Fallo Hayes; Los orígenes territoriales de Bolivia; El dominio del río; El uti possidetis; La guerra con Bolivia (en este apartado dice al final: “Los títulos del Paraguay están empapados con la sangre de 30.000 paraguayos y, por eso mismo, ellos son sagrados”) y el último Los derechos del Paraguay sobre la zona arbitrada (en este acota al final: “…La delegación del Paraguay, cuyos miembros suscriben el presente memorial, expresa, en nombre de su Gobierno y de su país, la entera confianza de que el Excelentísimo Colegio Arbitral tomará en consideración estos puntos de vista, así como todos los antecedentes históricos y jurídicos expuestos…”). Firman este alegato o memorial como llamaron: José Félix Estigarribia, Luis A. Riart y Efraim Cardozo.
Esta fue una felonía más de Efraim Cardozo en esta cuestión del Chaco, quien años después tuvo una gran polémica con Ezequiel González Alsina, que lo tildó directamente de “entregador del Chaco”, una muy acertada calificación, aunque no fue solo él el entregador; diríamos que en este caso Efraim quedó como “cabeza de turco” o “pato de la boda”, porque Cardozo no dejaba de ser nada más que un amanuense del sistema, por supuesto que muy bueno, leal y eficaz, como lo demostró.
Sintetizando, este alegato, presentado como manotazo de ahogado de última ante el Colegio Arbitral, está hecho solo para cubrir las apariencias ante el gran público; la gran traición que cometieron al Paraguay, a su patria, a los miles de muertos y mutilados que defendieron la heredad, a la gente honesta, al campesino, a los obreros y estudiantes que ofrendaron su vida; y, tal vez, este hecho muchos seguidores del “liberal” Efraim y otros, posiblemente no lo conozcan, o no hayan comprendido el asunto; pero bien, espero que con esta carta lo entiendan un poco mejor.
En la misiva transcripta más abajo hago unos comentarios que pongo entre corchetes y las mayúsculas son mías. La fuente de la carta es del libro “Paz del Chaco”, de Félix Paiva Alcorta, publicado por El Lector, pp. 263-264, y facilitada por un pariente.
CARTA DE EFRAIM CARDOZO A FÉLIX PAIVA
“Particular y confidencial.
Buenos Aires, septiembre 1º de 1938.
Dr. Félix Paiva Presidente de la República.
Asunción.
Mi estimado Sr. Presidente y amigo:
He sido honrado con su apreciable del 24 de agosto. ppdo. Me place mucho que ya se haya autorizado al Ministro Dr. Arbo a gestionar del Gobierno argentino, el empréstito de que me había hablado el canciller Dr. Cantilo. Dada la buena voluntad que tiene este Gobierno desde la firma del Tratado para nuestro país [claro, lograron lo que querían, luego vino el empréstito, me pregunto ¿a dónde habrá ido a parar ese dinero, en qué lo utilizaron?], no dudo que con alguna diligencia y algo más de tacto, será posible concertar la operación que tan necesaria es para nuestras finanzas en los momentos actuales [¿sus finanzas o las del Estado?, nunca lo sabremos].
Respecto de la utilización de la correspondencia que el expresidente de la delegación nacional, Dr. Zubizarreta, mantuvo con Ud., durante las negociaciones diplomáticas anteriores a la firma del Tratado del 21 de julio, le diré que, a las razones expuestas en mi anterior, se han agregado otras que la hacen aún más indispensable para el informe a la Cancillería que estoy preparando. Bajo mi exclusiva responsabilidad, pues, pero poniendo el hecho en su conocimiento, haré uso de esa correspondencia que, por lo demás, figura en los archivos oficiales de esta delegación. Por mi parte, agregaré a ese informe, como anexos, toda la correspondencia que yo mantuve con el ministro Bozzano, la cual servirá para desvirtuar tantas especies falsas que por allí se ha hecho correr y para afirmar la lealtad de nuestros procederes [según se comenta en otro libro, de A. Seiferheld, jamás Cardozo publicó dichas cartas con Bozzano, pero seguramente deberían estar en sus archivos].
Inmediatamente de recibida su carta y otra del capitán Bozzano en que por encargo de Ud. me hacía el mismo encargo, me puse en contacto con los embajadores de Estados Unidos y del Brasil, acerca de la fijación del punto inicial de partida de la línea del fallo en la región occidental. No me ocultaron su impresión de que sería harto difícil obtener que ella parta de donde nosotros deseamos, pero me prometieron consultar el asunto con sus colegas una vez constituido el Colegio Arbitral. De lo que resulte de todo esto, me será grato informarle oportunamente [este párrafo parece un trabalenguas, pero como sabemos las líneas ya estaban fijadas, no había nada que proponer o discutir].
Estamos preparando el alegato que será presentado a la Conferencia de Paz. DADA LA NATURALEZA DEL ARBITRAJE [de equidad], LOS JUECES NO ESTÁN OBLIGADOS A CONTEMPLAR LOS TÍTULOS HISTÓRICOS O JURÍDICOS. Pero nosotros estamos EN EL DEBER DE JUSTIFICAR A NUESTRO PAÍS [o sea, entiéndase por “justificar” es cubrirse de la felonía que habían cometido con la aceptación del acuerdo de equidad y el tratado secreto que pidieron se queme], ante América y ante la historia, el por qué de su obstinada resistencia a no admitir ningún arreglo que no signifique la consagración de los derechos paraguayos sobre el litoral del río Paraguay, su hinterland y la zona Hayes, puntos ampliamente confirmados en el tratado del 21 de julio. También debemos demostrar que si el pueblo paraguayo aceptó la guerra no lo fue solamente para repeler una agresión, sino también para recuperar un territorio históricamente suyo [que él estaba alegremente entregando]. En una palabra, es esta la oportunidad de hacer la última y definitiva exposición de nuestros seculares títulos sobre el Chaco Boreal utilizando la abundante documentación que, en lustros de paciente búsqueda en archivos nacionales y extranjeros, hemos reunido cuantos nos hemos dedicado, desde Blas Garay, a esta tarea [caradurísimo el hombre, toda esa documentación fue, literalmente, tirada al tacho de basura por el arreglo espurio que firmaron Cardozo y Báez el 9-7-1938, con el visto bueno del gobierno].
El alegato debe ser breve [¿breve?, tiene 37 páginas, finalmente escritas al pedo porque la mentira salió a la luz], pero la síntesis ha sido siempre el mejor vehículo para expresar la verdad [de qué verdad y síntesis habla]. Si Domínguez hubiera vivido, no otro pensamiento hubiera tenido [si hubiera vivido le habría pegado una patada en el culo o un tiro]. La brevedad de la exposición no será, sin embargo, óbice para que presentemos, como anexo, toda aquella inmensa documentación, que, por una feliz casualidad, desde hace algunos meses se encuentra en nuestro poder, en su totalidad [claro, se las habrán devuelto porque ya no tienen ningún sentido, el arreglo de equidad las desechó completamente]. Después podrá imprimirse el alegato y los anexos, que bien podrán formar varios gruesos volúmenes, con los cuales a su gobierno le tocará la suerte de coronar [mayor caradurez imposible], para siempre la obra de la defensa diplomática del Chaco [donde dice defensa debe leerse ENTREGA].
Con mis respetos para su distinguida señora, a los cuales agrega los suyos mi señora, me suscribo de Ud., señor presidente, su muy atto. amigo y S.S. [Un último comentario, miren si entre la fecha de la presentación del alegato, 30 de septiembre y la expedición del laudo, el 10 de octubre -10 días- el Colegio Arbitral iba a tener tiempo para analizar el extensísimo alegato presentado, los títulos, etc. etc., ¿algo que no quisieron hacer en años lo iban a hacer en una semana?, como dice el popular dicho paraguayo: Cardozo, jagua to’u nde bola!]
Dr. Efraim Cardozo
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