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José Martí: cónsul del Paraguay*

Corría el mes de julio de 1890 y quizás porque la experiencia de Martí y su potente verbo se habían sentido en más de un alegato o discurso, dos países del continente americano lo designaron como agente consular en Nueva York: por Argentina, el 24 y por Paraguay, es nombrado el día 30, ocupando el cargo hasta el 11 de octubre de 1891

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

== MARTÍ EN PARAGUAY ==

por Mary Luz Borrego

Durante la última década del siglo XIX, el Héroe nacional cubano se desempeñó como cónsul de Paraguay en Nueva York, casi al mismo tiempo que de la Argentina y Uruguay. Detalles de una faceta poco conocida del Maestro en boca de familiares de sus amigos de entonces.

Hablando del Paraguay, no es posible escribir un artículo: hay que hacer un canto, puesto que allí las cosas están aún en la época fuerte y nueva del poema… Así definía José Martí su concepto de la recién independizada nación sudamericana al amigo y entonces importante político paraguayo José Decoud, en carta fechada en Nueva York, el 10 de abril de 1890, para comentar un libro que éste le enviara.

Realmente, todavía no se ha escrito la última palabra de los nexos del Héroe Nacional cubano con este país. Quedan detalles nebulosos y dispersos. En los escritos consultados y en el testimonio de los descendientes de sus conocidos de aquella época aquí afloran no pocas contradicciones. Pero aún así brotan evidentes e innegables los lazos que unieron al Apóstol con estos confines al sur del Río Bravo. Lazos que sobrevivieron a una dictadura de casi 35 años y hoy se anudan con suma vehemencia.

Tras la huella de la historia
En una pared de la Embajada cubana acá apareció la novedad para este reportaje. Tres cuadros muy sencillos exhiben la fotocopia del nombramiento original de José Martí como cónsul de Paraguay en Nueva York en 1890. El documento, firmado por Juan Crisóstomo Centurión, probablemente secretario de Relaciones Exteriores en aquel momento o con algún otro importante cargo en esa Cartera, conduce a Ligia Prieto de Centurión, viuda del bisnieto de Juan Crisóstomo.

A pesar del largo tiempo transcurrido, esta apasionada mujer guarda intacto cada recuerdo: “Yo disfruto esa Isla de ustedes, me siento su hermana desde siempre, en broma algunos me dicen ‘La señora de Martí’. Según he podido averiguar, Juan Crisóstomo y él fundaron amistad durante el exilio político de Martí en Nueva York, después se casó con una cubana y fue a vivir a Santiago de Cuba como tres años. Ambos eran abogados, periodistas. Cuando ocupó puesto en el gobierno enseguida propuso a su conocido como cónsul, sabía que le sobraba capacidad e ímpetu para desempeñar esa responsabilidad.”

Por su parte, José Bernabé, cercano colaborador del dictador Alfredo Stroessner, dedicó sorprendentemente un extenso material al asunto en su libro Hombres y símbolos. Allí asegura que Martí fue recomendado por el doctor, escritor y entonces ministro de Relaciones Exteriores José Decoud. Refiere, además, un considerable intercambio epistolar entre ambos, presumiblemente a partir de su encuentro en 1889 durante el Congreso Monetario Internacional celebrado en Washington, donde Decoud representó a Paraguay y Martí a Uruguay.

En las cartas del Apóstol aparecen no pocas referencias halagadoras…”un pueblo donde el carácter original iguala a la virtud heroica,….al carácter genuino, y a mi juicio creador, de los paraguayos”. Aunque no existen pruebas concluyentes al respecto, todo parece indicar que el cubano ilustre se desempeñó como cónsul de Paraguay en Nueva York a partir de julio de 1890, gracias a las sugerencias de Centurión y Decoud, pero sobre todo gracias a su talento, luces políticas y a ese amor y dedicación interminables por la América nuestra.

Salvando las lógicas distancias impuestas por más de un siglo, y según el Prontuario diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, el nombramiento como Cónsul, a pesar de que constituye un escalón inferior con respecto al de Embajador, implica facultades para proteger en el Estado receptor los intereses del Estado que envía y de sus nacionales, ya sean personas naturales o jurídicas y siempre dentro de los límites permitidos por el Derecho Internacional.

Asimismo, permite fomentar el desarrollo de las relaciones comerciales, económicas, culturales y científicas entre ambas partes; promover los vínculos amistosos en general; extender pasaportes, visados y documentos de viaje; prestar ayuda y asistencia a los ciudadanos del país que representa; actuar en calidad de notario; comunicar decisiones judiciales y extrajudiciales, entre otras múltiples funciones de carácter administrativo.

Muy difícil parece precisar hasta dónde pudo llegar el Maestro en sus afanes como representante de Paraguay y más engorroso todavía ha resultado para los investigadores determinar cuándo cesó en sus funciones. Algunos opinan que sólo se desempeñó por algunos meses, mientras otros aseguran que permaneció en el cargo hasta principios de 1895, cuando partió hacia Cuba a hacer la “Guerra Necesaria2. Los más soñadores incluso insinúan la posibilidad de una visita a Asunción como parte de su peregrinar por el continente. Nada probado hasta ahora.

Tras la huella del presente
Pero lo que sí se palpa aquí por doquier es el hálito, la presencia de su pensamiento, la búsqueda constante del mejor legado martiano, especialmente entre la gente progresista de este pueblo. En la propia Asunción y en Ciudad del Este dos calles llevan su nombre. En la escuela primaria República de Cuba el busto distingue la entrada. Los Versos Sencillos y el cuento Meñique ya pueden ser leídos en el idioma guaraní, gracias a la traducción del también poeta y escritor Félix de Guarania.

Leer artículo completo en www.enlace.cu

   (*) José Julián Martí y Pérez, (La Habana, 28 de enero de 1853- Dos Ríos, 19 de mayo de 1895).  Héroe Nacional de Cuba, pensador, político, periodista, filósofo y poeta, figura mayor de la historia, las letras y la cultura hispanoamericanas. Estudio en España Derecho y Filosofía y Letras. El Pueblo de Cuba le llama Apóstol y Maestro.
   Pensador de talla universal, contribuyó con sus textos al surgimiento de un nuevo lenguaje en la literatura, y con su genio y acción política, devino continuador del pensamiento de Bolívar, Juárez y otros próceres latinoamericanos.
   Fundador del Partido Revolucionario Cubano (1892), organizó la «Guerra necesaria» para liberar a su patria del colonialismo español y convocó a los pueblos de «Nuestra América» a conquistar su «segunda -independencia», ante el inminente expansionismo del emergente imperialismo de Estados Unidos.

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