“Jahapa Cordillerape”: iniciativa para recuperar la memoria histórica del país

Constituyó un acto auspicioso que el presidente, Horacio Cartes, haya tenido la iniciativa de compartir ayer  una jornada con jóvenes que se reunieron en Piribebuy en un campamento denominado “Jahapa Cordillerape” (vamos todos a la Cordillera), para estimular la concienciación sobre la historia de Paraguay. Inauguró así la primera edición de esta experiencia

Fue en recordación a la Batalla de Piribebuy acontecida el 12 de agosto de 1869, donde nuevamente los aliados (Argentina, Brasil y Uruguay) pusieron de manifiesto su característica crueldad ejecutando a los prisioneros e incendiando el hospital de sangre de este poblado cordillerano –con 600 enfermos adentro– solo para cumplir su objetivo: imponer la “civilización” a nuestro país durante la guerra  del Paraguay contra la Triple Infamia, hospital que  después de algún tiempo seguía oliendo a sangre quemada.

Si bien lo hecho por el presidente es algo plausible, hay que profundizarla con una activa política educacional histórica, donde se ponga de relieve no solo el tema de las batallas o sus protagonistas sino, principalmente, analizando el contexto, las causas de la guerra, los intereses de los beligerantes y el real motivo de la contienda. Por qué no pudo ser evitado y quienes fueron los que estaban “detrás de la escena”, metodología que también sirve para encarar el tratamiento de la contienda contra Bolivia entre 1932 y 1935.

No basta decir que nuestros héroes se comportaron como verdaderos leones en la hora de la verdad cuando la patria requirió su sacrificio.

También es necesario estudiar -como una política de Estado- las actitudes e intenciones de los países involucrados en el enfrentamiento, estudio  que perdure el tiempo necesario para que nuestra gente conozca verdaderamente sus implicancias. E insistir en el tema de manera permanente.

Tampoco decimos que lo propuesto es la única manera de tratar la memoria de nuestro pasado o de nuestras vicisitudes bélicas, pero por algo hay que empezar. Puede ser un punto de arranque.

Porque un país sin memoria, es un país sin destino