Guerra del Chaco: características sociales, morales, logísticas, armamentísticas y de conducción político-militar de los contendientes
La estrategia boliviana se apoyó en la indudable superioridad de recursos económicos y de población (2 a 1) que tenía sobre Paraguay y le sirvió para mantener la delantera durante el primer tramo de la guerra.
Bolivia movilizó a lo largo del conflicto a 250.000 soldados y Paraguay a 120.000, que se enfrentaron en combates en los que hubo gran cantidad de bajas (aproximadamente 60.000 bolivianos y 3.000 paraguayos) y gran número de heridos, mutilados y desaparecidos. Los distintos tipos de enfermedades tanto físicas como psicológicas, la característica hostil del teatro de operaciones y la falta de agua y mala alimentación produjeron el mayor porcentaje de bajas y afectaron la salud de los soldados sobrevivientes, a muchos de por vida. El Paraguay abasteció a su ejército con la gran cantidad de armas y equipos capturados en distintas batallas.
Pero a nivel táctico aún utilizaban las teorías de cargas frontales masivas de los inicios de la Primera Guerra Mundial, algo que causaba grandes cantidades de bajas y que estaba en desuso a nivel de las doctrinas militares más avanzadas.
Paraguay, por su lado, evitaba el choque frontal y buscaba hacer los “corralitos”, es decir cerco y aniquilamiento de las tropas enemigas, buscando priorizar el movimiento para cortar los suministros bolivianos. A nivel del ejército, Paraguay tenía homogeneidad entre la tropa y sus superiores ya que todos tenían las mismas costumbres y hablaban naturalmente sus dos idiomas: el guaraní y el español.
El ejército boliviano estaba compuesto por distintos grupos étnicos y existían amplias diferencias de clase social entre soldados y oficiales, siendo un ejemplo que los aimaras que fueron reclutados no sabían hablar español.
También, a nivel de la moral, en la capital paraguaya, Asunción se recibió con gran entusiasmo, la noticia de la declaración de guerra que recién había terminado de firmar el presidente de la República y que el parlamento había aprobado por unanimidad.
A su vez, todos los niveles de la sociedad paraguaya se unieron nuevamente detrás del gobierno y el ejército como había ocurrido 60 años antes en la Guerra de la Triple Alianza, en lo que fue una guerra total.
Se colaboró con todo tipo de acciones, desde la nación como a nivel internacional, aumentando la producción para que el país tuviera mayores divisas y obtuviera capital para destinarlo a la defensa del país.
En el caso de Bolivia, existían diferencias políticas entre el Estado Mayor boliviano y el presidente, Daniel Salamanca, que facilitaron que hubiera hasta cuatro generales dirigiendo a las fuerzas bolivianas durante un conflicto que tuvo menos de tres años de duración.
En cambio, Paraguay tuvo a José Félix Estigarribia como comandante en jefe durante todo el conflicto y el presidente, Eusebio Ayala, complementó en sus funciones políticas y económicas para que el país tuviera un liderazgo efectivo y que el 12 de junio de 1935 terminaran los combates, logrando Paraguay reconquistar la mayoría del territorio chaqueño.
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En julio de 1938 se firmaría el Tratado de Paz, Amistad y Límites, en el que Paraguay queda con tres partes de la región y Bolivia ocupa la zona restante.
Recién el 27 de abril de 2009, 71 años después de la firma de ese tratado, Bolivia y Paraguay dieron por terminado en forma definitiva el diferendo limítrofe que los llevó a enfrentarse militarmente en 1932.
La misma tuvo lugar en Bs. As., con Argentina como garante, los presidentes Evo Morales de Bolivia y Fernando Lugo, de Paraguay recibieron de la mandataria anfitriona, Cristina Fernández, la “Memoria Final de la demarcación del límite internacional entre Bolivia y Paraguay”, dando así punto final al Tratado de Paz que firmaron ambos países tras la Guerra del Chaco.
Dicho documento había sido elaborado por una comisión mixta que ha delimitado la frontera en cumplimiento del ‘Tratado de Paz, Amistad y Límites’ firmado por ambos países en 1938.