Dos batallas de la guerra Paraguay-Bolivia

Esta importante obra, «Gondra, Picuiba-Yrendagüé. Dos batallas de la Guerra del Chaco», de Rafael Franco, de consulta para historiadores sin duda, ya que los hechos relatados en ella son contados por su protagonista, fue lanzada a fines de enero en Asunción y fue publicada por Intercontinental Editora.

No es un libro técnico, de estrategia o táctica militar, como su autor dice al relatar los sucesos de Gondra: «Mis propósitos en la presente evocación histórica no consisten en presentar un estudio sobre la batalla de Gondra.

Deseo solamente rememorar un acontecimiento ocurrido durante esa larga, difícil y enconada lucha que, a mi juicio, tiene una importancia trascendental y proyecciones decisivas en la victoria militar paraguaya de la Guerra del Chaco y que, sorprendente e injustamente, yace en inexplicable olvido.

Me refiero a la acción del 11 al 15 de julio de 1933, que constituye el primer acto ofensivo importante de nuestra parte que alcanzó un éxito favorable contra el entonces ya concentrado y movilizado ejército boliviano, y que restauró a favor del ejército paraguayo, el espíritu ofensivo y la iniciativa de las operaciones, después de una prolongada situación de defensiva provocada por los reiterados fracasos para apoderarnos de la importante posición enemiga de Saavedra».

Con la sencillez, humildad y honestidad que caracterizaron al autor a lo largo de su vida, el lector encontrará en estas páginas los más fieles relatos de lo sucedido en las distintas acciones bélicas que lo tuvieron como conductor, también está la opinión del militar con un alto conocimiento del arte de la guerra y por último la crítica con fundamento a los errores cometidos, tanto en el plano militar como en el político.

El prólogo de la primera edición, del Dr. Pedro P. Samaniego, fue escrito casi veinte años antes, 1938, cuando ni siquiera se pensaba en hacer el libro, en momentos en que el coronel Rafael Franco estaba en el exilio, y seguramente a modo de reivindicar su figura tan vapuleada y desfigurada políticamente por aquellos que se creían y creen los elegidos-enviados de vaya a saber qué dioses del Olimpo para regir los destinos del Paraguay; padres sí, de todas las miserias, persecuciones y el eterno infortunio paraguayo.