Argentina en la Guerra del Chaco: «Una extraña neutralidad»
(SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE)
Decíamos al final del artículo anterior:
“El Mayor Francisco Vargas, Edecán del Presidente de Paraguay, educado en la Argentina, fue nombrado Jefe del Regimiento 7 de Caballería, General San Martín. y que el 14 de noviembre de 1932, se desplazaba al son de la marcha de San Lorenzo desde el Campamento de Cerro León hacia el Puerto de Asunción para embarcarse hacia el teatro de operaciones”
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Seguimos:
Al frente, la Bandera de Guerra con los colores paraguayos y con el bordado en oro del nombre del Libertador de América, despertaba la emoción del pueblo de Asunción. La enseña fue bordada y donada por la Madrina del Regimiento, Señorita Dora Gelosi.
Con un efectivo de 1.000 hombres el Regimiento fue embarcado en el Vapor Holanda, de la empresa Mihanovich, luego de 48 horas de navegación por el río Paraguay con rumbo al norte, desembarcó las tropas en Puerto Casado.
La penetración hacia el desierto chaqueño se produjo en un convoy ferroviario de trocha angosta, el cual cubrió 145 km. en 12 horas hasta llegar a punta de rieles. La recepción no fue nada cordial, puesto que a la bienvenida dada por los mosquitos y los mbariguis, en medio de un calor insoportable y nubes de polvareda, se sumaron tres aviones bolivianos que bombardearon y ametrallaron el lugar ocasionándole al regimiento su bautismo de fuego y ocasionándole 6 muertos y 15 heridos.
Con mucha tristeza se enteraron que harían la campaña desmontados, dado que no se proveerían caballos ni mulas. Caminando por charcos, esteros y por un espantoso desierto sin agua, debieron recorrer más de 250 km. hasta el frente de combate.
En diciembre de 1933 el Regimiento cortó el camino Alihuatá Saavedra, contribuyendo a cerrar el cerco de dos Divisiones bolivianas, que debieron rendirse con más de 10.000 hombres.
El fuerte ruido de motores que se escuchaba en una picada, era producido por dos tanques enemigos que avanzaban disparando con sus cañones y sus ametralladoras.
Un tronco de corpulento quebracho derribado a hachazos por los soldados del «San Martín», cortó el paso de los tanques y sus tripulaciones cayeron en la emboscada. Uno de esos tanques capturados por los argentinos se exhibió en la plazoleta frente al Colegio Militar del Paraguay, en Asunción; hasta su devolución al gobierno boliviano.
El Regimiento participó en las batallas de Fortín Toledo, Alihuatá (Campo Vía), Cañada El Carmen, Algodonal y otras, llegando al final de la guerra, en 1935, hasta los cerros andinos bolivianos, amenazando los pozos de petróleo del altiplano en el camino a Camiri.
Jóvenes oficiales argentinos quedaron para siempre en las caldeadas soledades chaqueñas.
El Fortín Boliviano «Palmar Ustares» fue bautizado por el Comandante en Jefe del Ejército con el nombre del Tte. Evaristo Ochoa, correntino, caído al frente de su escuadrón, en el asalto a un nido de ametralladoras«.
Es pertinente señalar que después de las incursiones aéreas de parte de la Fuerza Aérea Boliviana, sobre Puerto Casado, el Gobierno argentino amenazo a Bolivia, expresando que no tolerarían bajas de sus civiles y enérgicamente insinuaron que quizás apoyarían a Paraguay si los ataques continuaban. Ante ese dilema, Bolivia sensatamente canceló los ataques aéreos sobre ciudades paraguayas.
Desde ese momento en la campaña, el Cuerpo Aéreo Boliviano se utilizaría principalmente en el frente llevando a cabo misiones de reconocimiento, patrullaje aéreo y apoyo aéreo cercano.
Con referencia al hecho histórico descrito por el Gral. Jorge Gorleri; se sustenta esta narración con el relato concerniente a la Srta. Dora Gelosi, de nacionalidad argentina, Madrina de Guerra del Regimiento «General José de San Martín»
«En el año 1932 estalló la guerra del chaco entre dos naciones hermanas: Bolivia y Paraguay. Por entonces el ciudadano italiano Nazareno Gelosi, radicado en nuestro país desde fines del siglo XIX, pasaba sus inviernos desde tiempo atrás, por razones climáticas, en Asunción junto a su hija menor Dora, encontrándose por tal motivo vinculados social y afectivamente con su comunidad.
Esta mujer que en aquellos tiempos contaba con 27 años, frente a la acuciante demanda de tropas que existía en el vecino país, decide promover personalmente la creación de un Regimiento, más tarde el Nº 7 de Caballería, que integrarían 17 oficiales y 1.000 individuos de tropa; estos últimos reclutados la mayoría en Paraguay y algunos otros en territorio argentino».
El 17 agosto de 1932, Dora Gelosi, impulsora y Madrina de Guerra del Regimiento Nº 7 de Caballería del Ejército del Paraguay, propuso que como homenaje al Libertador de medio continente americano, la Unidad llevara el nombre de General José de San Martín, lo cual fue aceptado por las autoridades castrenses y el Gobierno paraguayo.
Cuando el recientemente creado Regimiento, partía para el frente de combate recibió su Bandera de manos de su Madrina de Guerra, quien en el transcurso de su arenga expresó:
Sr. Comandante, Soldados:
“Satisfago un deber y un anhelo profundo al poner hoy personalmente en vuestras manos aquí, sobre este suelo evocador y bajo la luz de este cielo esplendoroso, el Estandarte de Guerra del 7º Regimiento de Caballería José de San Martín que debe distinguirlo entre las unidades del Ejército paraguayo…. estoy segura Señor Comandante y señores soldados que cuando los valientes argentinos y paraguayos penetren en la tierra hollada por el invasor, los bosques del Paraguay legendario, cubiertos ya de gloria, se poblaran nuevamente de laureles, allí donde a su paso flamee el estandarte del RC. 7 Gral. José de San Martín, y terminó diciendo: Soldados ahijados de guerra: ¡Os dejo en manos de Dios y de la Patria! “
En la ocasión y como reconocimiento a esta joven Argentina, le fue prendida al pecho la Flor de Aire de la Selva Paraguaya por el Capitán de Navío, Elías Ayala, General en Jefe del Ejército y Marina del Paraguay. El regimiento, por su actuación, fue objeto de las más altas condecoraciones de la campaña: Cruz del Chaco y Cruz del Defensor.
En el Panteón de los Héroes de la capital paraguaya existe una placa dedicada por los veteranos de guerra del Regimiento, a sus camaradas muertos en acción.
Años después de sellada la paz definitiva entre los dos pueblos vecinos, su madrina de Guerra Dora Gelosi , por sus méritos excepcionales, recibió la Medalla al Reconocimiento Paraguayo, concedida por el presidente de la República del Paraguay (Decreto del 13 de junio de 1.959). Finalmente, Dora Gelosi, recibió también las Palmas Sanmartinianas, de manos del entonces Presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano, Gral. Tomas Sánchez de Bustamante, el 21 de septiembre de 1.990 por su destacada acción sanmartiniana»
www.taringa.net – (Fuente:www.monografias.com/trabajos89/participacion-argentina-guerra-del-chaco