El 22 de septiembre de 2018 se cumplen 152 años de la peor batalla protagonizada por los ejércitos aliados en la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay.
Diez mil muertos argentinos y brasileños quedaron tendidos en el fangal frente a Curupayty. Las bajas paraguayas fueron exactamente de 92. Juan E. O’ Leary escribió: “¡Curupayty es un trueno prolongado!”
Otra hubiese sido la historia si en la reunión entre Francisco Solano López y Bartolomé Mitre en la llamada Conferencia de Yataity Corá, (realizada el 12 de septiembre de 1866, 10 días antes de Curupayty) el mandatario argentino hubiese aceptado la propuesta de paz ofrecida por López.
López había propuesto “procurar medios conciliatorios e igualmente honrosos para todos los beligerantes, a fin de ver si la sangre hasta aquí derramada no puede considerarse suficiente para lavar sus mutuos agravios, poniendo término a la guerra más sangrienta de Sud América, por medio de satisfacciones mutuas e igualmente honrosas y equitativas, que garanticen un estado permanente de paz y sincera amistad entre los beligerantes». El general Mitre se limitó a escucharlo aduciendo que no podía resolverlo sin el consentimiento de Brasil y Uruguay.
Esa negativa mitrista, desencadenó e hizo inevitable la batalla de Curupayty –fortaleza ubicada solo a 8 kilómetros de Humaitá, Dpto. de Ñeembucú- en la que el ejército paraguayo obtuvo una aplastante victoria, mérito que militarmente corresponde al Gral. José Eduvigis Díaz, vigoroso soldado paraguayo que fue ganando sus galones a través hazañas logradas por su genio militar, su serenidad y su valor.
Curupayty es una de las batallas más significativas de la historia, tanto por el desproporcionado resultado como por el aprovechamiento defensivo de todos los recursos naturales disponibles. La consecuencia inmediata de este resultado bélico fue paralizar los combates durante un año.
Fue precisamente cuatro meses y medio después de esa batalla, cuando pierde la vida el general Díaz, en un inaudito episodio producto tal vez de su permanente actividad. En vez de permanecer inactivo se dedicó a reorganizar y robustecer la moralidad de sus tropas, como a estudiar las actitudes del enemigo.
Quiso tener entonces una impresión personal sobre las causas de la inactividad de la flota brasileña que se mantenía pasivamente en río, y simulando una excursión de pesca se lanzo al Río Paraguay en una débil canoa, pero desde uno de los buques observaron la maniobra sospechosa, y le dispararon una granada, que dio en su pierna derecha, la que debió ser amputada
José Eduvigis Díaz murió en Paso Pucú el 7 de febrero de 1867 a los 34 años de edad, conservando la lucidez y estoicismo que lo habían caracterizado. El había nacido en Cerro Verá, Pirayú, el 17 de octubre de 1833
Después de su muerte, su féretro fue llevado a Asunción, donde el pueblo lo acompañó hasta su última morada en la Recoleta. Luego sus restos fueron depositados en una urna en el Panteón Nacional de los Héroes, en 1939,
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