El 20 de julio, justamente el “Día del Amigo” en Argentina recibimos la noticia que ese día, falleció Anastacio Medina Armoa, ex Cónsul del Paraguay en Argentina en el período comprendido entre el año 2009 y 2013.

Un verdadero Señor (con mayúsculas) que supo amalgamar sus funciones diplomáticas con la de las del ser humano sensible con sus semejantes, con humildad y profundo espíritu solidario.

Antes de su venida a Argentina, había ejercido el cargo de Cónsul General en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia,  Encargado de Negocios ante el Reino de España, además de cumplir previamente  -en su larga trayectoria- diversas funciones asignadas por la Cancillería de nuestro país.

“Soy oriundo de Fernando de la Mora pero tengo mi residencia en Lambaré. Soy casado, mi señora se llama Silvana, tenemos dos hijos: José Manuel, de 16 años y Juan Pablo, que nació hace poco. Su nombre es en homenaje a Juan Pablo II, a quien todo el mundo quería; mi mujer y yo lo admirábamos mucho. Ellos están en el Paraguay; si bien es cierto que no es agradable estar lejos de ellos, uno hace ese sacrificio por la familia misma. Más en nuestro caso, que nos destinan a distintos países, se requiere el apoyo permanente de la familia.” Había declarado en la entrevista que le hiciera en Argentina la revista Recorriendo América en el año 2009

A sus familiares, en este triste trance, le expresamos nuestras profundas condolencias

“Que el apreciado ANASTACIO descanse en paz y brille para él la luz perpetua. Su buen recuerdo quedará en Cancillería”, dice uno de los avisos mortuorios publicados por algunos de sus colegas en un diario de Asunción.