El más grande
Por Marcelo Dos Santos (*)
Era el 30 de marzo de 1915. Asunción, Paraguay. Un niño nacía. Un niño que, andando el tiempo, dejaría su huella en el mundo; una huella tan indeleble que hasta el día de hoy no ha podido ser borrada ni mucho menos sobrepasada. Han pasado 100 años del inicio de la más relevante leyenda futbolística de todos los tiempos-
Arsenio Pastor Erico, nieto de italianos, evidenció desde muy niño una enorme pasión por el fútbol, lo cual era inevitable ya que tanto su padre como sus tíos, hermanos y primos fueron, todos ellos, jugadores célebres, una especie de familia Bach o Bernoulli pero deportiva.
Debutando en el Club Nacional de Asunción con apenas 15 años, dos años después salvó su vida dos años más tarde gracias a los dirigentes del Club Atlético Independiente de Avellaneda.
Sucedió de esta forma: en 1932 se desató la sangrienta y bárbara Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia. Erico era aún menor de edad, por lo que no podía ser llamado a las filas del ejército de su país, y, en vista de ello, el Ejército guaraní le otorgó una dispensa especial para que acompañara a una selección de la Cruz Roja a jugar en la Argentina para recaudar fondos para la guerra.
Y nos volvimos locos. Su elegancia, su potencia física, su intuición a la hora de convertir, todas sus impares características —jamás vueltas a verse en un solo jugador, todas sumadas— sedujeron de tal modo a los directivos de Independiente, que movieron cielo y tierra para evitar que el jovencito volviera a su tierra, ya que en cuanto se hiciera mayor de edad lo reclutarían y lo enviarían a morir en el campo de batalla.
Independiente llegó hasta el mismísimo Ministro de Defensa de una nación en guerra para evitar que se lo repatriara, y tanto insistió que el gobierno de la nación hermana le dio un permiso especial —y único— para quedarse a vivir en la Argentina.
En su segundo partido comenzó a meter miedo. Corría 1934, y ya se había ganado algunos apodos: “El Saltarín Rojo”, “El Hombre de Goma”, “El Paraguayo de Oro”, “El Hombre de Mimbre”, “El Mago”, “El Aviador”, “El Duende Rojo”, “El Diablo Saltarín”, “Rey del Gol”, “Mister Gol”, “El Hombre de Plástico”, “El Virtuoso”, “El Semidiós” y muchos otros.
1937 fue el año que lo vio comenzar a convertirse en leyenda: 47 goles en la temporada. Erico estaba comenzando a desencadenar toda su temible potencia que lo convertiría en el terror de todas las defensas que tuvieran el triste deber de enfrentarlo. En 1938 fue campeón con el Rojo, anotando 43 goles. Bicampeón en 1939 con 40 más. 130 goles en tres torneos lo dejarían para siempre en la mitología futbolera del mundo.
Hacía de cabeza el 60% de sus goles: hacía goles con ambas piernas, con la cabeza, de palomita, de palomita pero anotando con los pies (o sea, goles de “escorpiones” como los que hacía Higuita atajando)… Nadie podía creer lo que veía cuando jugaba Erico.
En Argentina era un ídolo, un dios, alguien tan famoso (sin televisión) que Maradona, hoy en día, sería un desconocido comparado con él. Antes del Mundial de Francia, Argentina quiso convencerlo de nacionalizarse, pero el paraguayo, leal a su país, se negó. Y siguió negándose incluso después de que AFA le ofreciera 200.000 pesos (suficiente para comprarse cuarenta autos cero kilómetro).
Erico convirtió 297 goles en torneos oficiales de AFA, récord que no ha podido ser batido hasta el día de hoy.
En 1977, una falla vascular en su pierna izquierda hizo que hubiera que amputársela. Y la pierna, la misma pierna que tantas veces acarició la pelota para mandarla a la red, la misma perfecta, preciosa pierna izquierda que tantas veces llenó de lágrimas los ojos de la Hinchada Roja, no quiso irse sin él. Luego de complicaciones en la operación, Arsenio Pastor Erico se fue para siempre el 23 de julio de ese año. Poco antes, en el recorrido previo al Mundial de la Argentina, había dicho de Mario Kempes: «Tiene pasta. Va bien al cabezazo, es fuerte y juega con las dos piernas. Puede ser una gran figura». No sólo hacía goles para la historia. También sabía de qué se trataba el juego.
Independiente corrió con los gastos del sepelio, y más de 100.000 admiradores lo acompañaron todo el trayecto desde la sede del club hasta el Cementerio de Morón (65 Km.), en un país devastado por la dictadura y en el que estaban prohibidas las reuniones públicas no autorizadas. Pero Erico era tan importante, tan trascendente, que incluso el frío genocida de Videla no quiso interrumpir la manifestación del dolor popular disolviendo la caravana pública.
Hola, Erico. Hola, hombre-record. Nos dejaste hace 32 años, pero nunca vamos a sentir que ya no estás. Nunca te vamos a decir adiós.
(*) Publicado Julio 23, 2009- Marcelo Dos Santos (blogsdelagente.com)
Nota de Redacción: Los restos de Arsenio Erico fue repatriado a Asunción. Al respecto transcribimos párrafos de wikipedia.com
Repatriación
Luego de largos años de arduo trabajo burocrático promovido por un grupo de voluntarios paraguayos en conjunto con autoridades nacionales, en 2009 se lograron concretar los trámites necesarios, refrendados por el Poder ejecutivo,9 para la repatriación de los restos del célebre futbolista.10
El 24 de febrero de 2010, poco antes de emprender el traslado por tierra del féretro de Erico con destino a su país natal, fue despedido por medio de actos especiales a los que concurrió una importante cantidad de personas, primeramente en la sede del club Deportivo Paraguayo, y por último en la del equipo con el que se convirtió en leyenda,Independiente. El adiós definitivo de la República Argentina se llevó a cabo en la mañana del día siguiente, 25 de febrero, con otra sentida ceremonia celebrada en la cabecera del puente internacional San Roque González de Santa Cruz, que une la ciudad argentina de Posadas con la de Encarnación.
El histórico regreso a la República del Paraguay se produjo minutos después de esa misma jornada en la que fue recibido con honores y en medio de una multitud que lo aguardaba al otro lado del referido viaducto, ya en la capital del departamento de Itapúa. Desde ahí partió la caravana que acompañaba la comitiva con rumbo a Asunción, realizando durante el trayecto breves paradas en distintas localidades. A su llegada en horas de la tarde, fue objeto de un nuevo homenaje en el estadio que lleva su nombre, perteneciente a Nacional, su club de origen, y más tarde en el Congreso Nacional en donde estuvo presente el presidente de Paraguay, Fernando Lugo.
Finalmente, el 26 de febrero de 2010, el ataúd con los restos repatriados de Arsenio Erico fue transportado a su morada definitiva que tiene lugar en un mausoleo, construido especialmente para el efecto, ubicado dentro del estadio Defensores del Chaco.
muy buena nota.