Los guaraníes de la isla que flota en el infinito
Por Ariel Espinoza (x)
La cultura de los guaraníes es considerablemente vasta en cuanto a conocimiento y a historias se hablan. Los integrantes de esta familia originaria observaban el cielo, nombraban a los astros y explicaban los acontecimientos con narrativas.
Esta familia nativa americana se extendió por todo el continente, pues eran nómadas, es decir, cambiaban constantemente de lugar. Dentro de este proceso de mudanza y establecimiento tenían que subsistir a través de la agricultura, pero con cada nuevo viaje perdían de cierta forma la orientación.
Toda la necesidad de conocer el tiempo correcto para sembrar y cosechar, les llevó a que no solamente se fijen en el horizonte para ver por dónde sale y entra el sol, sino también extendieron su visión hasta el firmamento donde encontraron elementos que permanecen casi invariables, las estrellas. Estas aparecen en cierta parte dependiendo de la época del año.
Comprendiendo cada vez más las señales y las guías del cielo, los guaraníes se volvieron estudiosos y con esto comenzaron a surgir denominaciones, creencias e historias. El profesor Blas Servín explica todo esto en un trabajo que elaboró y presentó en la Sociedad Científica del Paraguay en el año 2.000.
“Los guaraníes proyectan su ambiente en el cielo y tratan de explicar las estrellas y los fenómenos celestes”, comenta. Además ellos conciben el planeta Tierra como una isla o continente que flota en un océano plano infinito.
EL DÍA Y LAS ESTACIONES DE LOS GUARANÍES – Esta familia nombró al día como “ára”, a partir de ahí fueron realizando denominaciones de cada etapa de este. Así: ko’êmbota, que significa cerca del amanecer; ko’êju, inicio del amanecer; ko’êti, amanecer limpio y claro; ko’ê, que ya es amanecer en sí; pyhareve, que va desde el amanecer hasta el mediodía; el asajembyte, mediodía; el asaje, la siesta; el ka’aru, la tarde; el ka’arupytû, que es el crepúculo; y el pytû, la noche u oscuridad.
De la misma forma, los guaraníes “sabían que después de 12 lunas llenas regresaba el mismo clima” y como no tenían noción del año, los mismos se guiaban por la aparición de Eichu (Pléyades o Siete Cabrillas) en el cielo, que se da en junio, para saber que esto marcaba el regreso del ciclo agrícola. Esto lo celebran hasta hoy con el “Arete guasu”.
Así nombraron a las etapas de su ciclo como: kuarahy ára, tiempo del sol, que es el verano; ro’y ára, tiempo del frío, el invierno; y ama ára, que es el tiempo de lluvia.
En esto podemos agregar que también las etapas de la luna tienen una denominación, como: jasy pyahu, luna nueva; jasy morotihû, cuarto creciente; jasy guasu, luna llena; y jasy jearoka, cuarto menguante.
CREENCIAS: ASTROS Y FENÓMENOS – Pero no todos los integrantes de esta familia podían interpretar a los astros, solo el “Arandu”, que es el que comprende el mensaje de estos. En su cultura, los guaraníes iban dando nombre a cada fenómeno del que eran testigos; así surge “Tupâ”, una forma divina parecida al hombre y que para algunas parcialidades representa el sol, el trueno o el granizo.
Otra figura que nace es “Arasy”, la madre del cielo que vive en la luna; así como esta también “Tupã”, quien tiene su morada, pero en el sol. Otra deidad a la que tenían presente es “Jasy”, la luna, diosa de la fecundidad, de los amores sexuales y madre de las estrellas, pues para ellos existía el “Jasytata”, que son las estrellas que brillan gracias a la luz de la luna.
Otras representaciones divinas en esta cultura son: “Ñanderutenonde” o “Ñanderuvusu”, que es invisible y considerado como creador de todo lo existente; “Tome” o “Tume”, quien es un personaje proveniente de regiones remotas. Este les enseñó la agricultura y a cómo organizarse de socialmente.
Los planetas Venus – que aparece en la mañana – y Marte – donde se fue a vivir “Tume” –, que pueden ser observados fueron denominados como “Mbyja ko’ê” y “Jasytata guasu”.
EXPLICACIONES DEL CIELO – Para los guaraníes, principalmente para algunas parcialidades, la vía láctea es denominada como “Mborevi rape” – camino del tapir -; es un animal nocturno que trilla por el mismo camino entre su guarida y un punto en donde encontrar comida o agua. Las hojas secas pisadas por el tapir brillan con la luz de la luna; este sendero era proyectado por los ancestros en la vía láctea.
Los eclipses son eventos pocas veces vistos y según los guaraníes, en el cielo vive un animal que es el “Jagua hovy” – tigre azul – que en ciertas oportunidades tragaba la luna o el sol, y dependiendo del fenómeno gritaban “Jagua ho’u jasy” – el tigre comió la luna – o “Jagua ho’u kuarahy” – el tigre comió el sol –, entonces para revertir esto lanzaban al espacio flechas y piedras hasta que el “Jagua hovy” escupa la luna o el sol.
El cinturón de Orión o las tres viudas está compuesto por tres estrellas, siempre alineadas, y según explicaciones de estos, se trata de una madre viuda que está acompañada por sus dos hijas, también viudas, que lloran su soledad debido a una guerra.
La Cruz del Sur era denominada como “Ñandu pysâ”, cuya traducción sería dedo de Ñandú o pisada de este animal. La lluvia de meteoritos en cambio tenía un significado negativo para los guaraníes: era considerado de mal augurio, porque anunciaban una guerra o la muerte de un jefe o mburuvicha, enfermedades y por eso la llamaban “Jasy tata repoti” o excremento de estrellas.
(x) ariel.espinoza@abc.com.py
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