Más que nunca, la imaginación artística refleja el problema que tiene en vilo al mundo; cómo se crea a partir del trauma de quedarse sin patria

 Natalia Blanc (*)

Reza Aramesh es un fotógrafo iraní de 45 años que vive y trabaja en Londres. Dejó su país a los 15, a mediados de la década de 1980, cuando ya se había declarado la guerra entre Irán e Irak. Para escapar de aquel conflicto, intentó viajar a Nueva York, pero un problema con su visa lo dejó varado en Londres.

«Casi no hablaba inglés. Sólo sabía decir: ‘Hola, me llamo Reza'», recuerda el artista hoy reconocido internacionalmente, autor de piezas fotográficas y audiovisuales que integran colecciones públicas y privadas de todo el mundo. Su video Action 141: Not what was meant fue seleccionado para la actual edición de la Bienal de Venecia.

Aramesh es también autor del tríptico que ilustra esta página, Action 108Palestinians wait to cross the Erez Crossing whilst trying to flee from Gaza (Palestinos esperando para atravesar el Cruce Erez mientras intentan huir de Gaza), un fotomontaje que ubica a un grupo de inmigrantes en el salón de los espejos del Palacio de Versalles. «Al montar la imagen de esas personas sin tiempo, cuyo destino depende de la voluntad de otros, en ese ambiente de absoluta estabilidad, Aramesh crea una imagen nueva, muy impactante y, al mismo tiempo, muy confusa. Un choque de sentidos», explica Diana Wechsler, directora del departamento de Arte y Cultura de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) y curadora de la muestra Migraciones en el Arte Contemporáneo. Inaugurada el 1° de octubre en el Centro de Arte Contemporáneo de la Untref, sede Hotel de Inmigrantes, allí se exhibe el trabajo del fotógrafo iraní a gran tamaño, entre las obras de veintidós artistas nacionales y extranjeros que abordan la cuestión de la inmigración desde diversos puntos de vista.

«Busqué artistas que trabajan con el tema de las migraciones, en un sentido muy extendido», cuenta Wechsler. «Migraciones como problemática social y también como migraciones de sentido, de soporte, de estrategias. Algo que es propio de la escena artística contemporánea es que los artistas migran y exhiben sus obras en todo el mundo». Es el caso de la mayoría de los convocados para la muestra, que tiene como punto de partida una sola pregunta: quién está dónde. «La pregunta es cuál es el lugar del arte hoy; desde qué lugar interpela la realidad, no como mímesis sino como un aporte a la discusión», agrega Wechsler.

La videoartista francomarroquí Leila Alaoui refleja la situación social de los refugiados desde la mirada de los protagonistas. Para su serie Travesías, integrada por fotos y videos, compartió incómodos viajes y largas esperas con habitantes de Marruecos que querían llegar a España. «Conviví tres meses con inmigrantes marroquíes. En mi registro busqué mostrarlos de un modo diferente, y con respeto, como víctimas de la represión», dice la artista. En las fotografías, que se exhiben al público por primera vez, se ven primeros planos de hombres y mujeres con cicatrices. Las marcas que tienen en el cuerpo son producto de los golpes de los policías de frontera. Cada refugiado tiene una historia y la cuentan en primera persona en el video de Alaoui. Pero el resultado no es un documental sino una obra de videoarte, con bellas imágenes de cielos, árboles, vías, caminos, que reproducen lo que ven los inmigrantes ilegales cuando viajan escondidos en barcos, trenes y camiones.

«La migración está en el origen del hombre, que constantemente está migrando», comenta la artista chilena Catalina Swinburn, para quien hoy es un tema recurrente por lo que sucede en Europa. «Pero mi concepto de migrar tiene que ver con muchísimas cosas que cruzan mi proceso de creación artística, como las migraciones de sentido y las migraciones técnicas. Yo migro de una técnica a otra: trabajo con performances, con fotografía, con instalaciones y creo objetos. Toda mi creación va migrando de un soporte a otro», explica.

La obra que presenta en la muestra pertenece a un conjunto titulado   de identidad, que habla sobre conflictos fronterizos. Es una imagen aérea tomada con un drone de un campo de refugiados en Siria. Sobre la imagen de una frontera física real, Swinburn creó una frontera virtual. «La performance constituía un acto muy simple: cruzar virtualmente esa frontera. La imagen tomada desde el aire presenta al espectador un territorio alternativo y es una metáfora sobre los conflictos políticos entre países. Ahora, que la obra está situada en un museo, está encerrada con una cerca perimetral de cuatro metros de alto, que vuelve a marcar una frontera real».

• En el Museo de los Inmigrantes – “Migraciones en el Arte Contemporáneo” – Fotografías, videos e instalaciones de veintidós artistas nacionales y extranjeros en una muestra organizada por la Untref. Visitas. De martes a domingos, de 12 a 20, en Av. Antártida Argentina s/n, Puerto Madero. Entrada libre. Hasta el 31 de diciembre

(*) lanacion.com.ar