Voto femenino, mujeres al poder
Para la mayoría de las mujeres en el mundo, poder votar o ser consideradas iguales que los hombres ante la ley son derechos básicos. Pero no siempre fue así.
El sufragio femenino recién se obtuvo por primera vez en la historia en Nueva Zelanda ocurrida en 1893, o sea hace 128 años.
Posteriormente, el reconocimiento de ese derecho recibió su aprobación en el Reino Unido en 1918 y, dos años después, en los EE.UU.
EN LATINOAMÉRICA – El primer país de América Latina en aprobar el sufragio femenino fue Uruguay. Allí, las mujeres pudieron votar por primera vez el 3 de julio de 1927, en un plebiscito local organizado por la comunidad de Cerro Chato, en el centro del país.
El segundo país en otorgar el derecho al voto de las mujeres fue Brasil instituido en su Código Electoral de 1932.
En Argentina, recién el 23 de septiembre de 1947 se promulga la Ley 13.010, que consagra el derecho de las mujeres a votar. De esta manera, millones de mujeres mayores de 18 años quedan igualadas con los hombres a la hora de ejercer el derecho al sufragio secreto. Votarán por primera vez en las elecciones de 1951.
En Chile, se concede la plenitud de los derechos políticos femeninos en enero de 1949 y la mujer participó por primera vez en la elección presidencial de 1952 pero negando la ciudadanía y la posibilidad de voto a las que fueran consideradas de ideología izquierdista-marxista.
En Perú, las mujeres obtuvieron el voto en 1953. Pero recién el 3 de julio de 1955 fue la primera vez que ejercieron su derecho al sufragio.
EN PARAGUAY – en nuestro país tuvo que pasar otra década más para que germinara en los hechos los resultados por obtener el derecho al sufragio, una larga lucha iniciada en 1901, en el debate público entre Cecilio Báez y Arsenio López Decoud sobre feminismo y los derechos de las mujeres. Ambos salieron en defensa de esos derechos.
Dicha lucha fue continuada durante todo el siglo 20, con diversos protagonistas: en 1907 y 1910, Serafina Dávalos, la primera abogada paraguaya; el diputado Telémaco Silvera en 1919; María Felicidad González, líder del Centro Feminista Paraguayo fundada en 1920; La Unión Femenina del Paraguay (1936).
Y, finalmente, la Liga Paraguaya Pro Derechos de la Mujer fundada en 1951 que, en su inquebrantable pugna, recibió el apoyo y la colaboración de Hipólito Sánchez Quell, prominente diplomático, escritor, docente universitario y destacados abogados como J. Augusto Saldívar, Manuel Mongelós y Luis De Gásperi.
Por fin, el 5 de julio de 1961 se promulgó la Ley Nº 704, de “Derechos Políticos de la Mujer”, con la cual las paraguayas obtenían el derecho a votar y a ser votadas, alcanzando el estatus de ciudadanas y su derecho al sufragio, siendo las últimas del continente en conquistar dicha escala política. El artículo 1° de esa ley rezaba escuetamente: «Reconócese a la mujer los mismos derechos y obligaciones políticos que al hombre”. Derecho que recién pudieron ejercer dos años después, en las elecciones generales de 1963.
Hoy, las mujeres siguen representando la mayoría del electorado en casi todos los países y, aunque muchas de ellas ocupan cargos políticos relevantes, es aún escasa su participación debido a la mezquinad de los cupos femeninos otorgados por los gobiernos para tal fin.