“1984” de George Orwell, ¿novela ficción?

La novela «1984» habla de una sociedad en la que se adultera la historia de acuerdo a la conveniencia del partido único gobernante.  Sin embargo, su historia hace identificar el terror de un mundo en que la gente tiene cada vez menos y menos palabras para usar y su pensamiento está distorsionado por las ideologías. 

Esta obra fue escrita entre 1947 y 1948 por el periodista, ensayista y crítico Eric Arthur Blair, más conocido por su seudónimo de George Orwell, nacido en la India –colonia británica- en 1903 y fallecido 47 años después en el Londres.

 

Discurso único inducido: “La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”

El tema principal de la obra 1984 es la libertad. El autor ha inventado un mundo imaginario exagerando algunas cosas para que nos podamos dar cuenta de la importancia de la libertad. 

Orwell entendió que los regímenes opresivos siempre necesitan enemigos. En ‘1984’mostró cómo estos pueden crearse arbitrariamente atizando las emociones de la gente a través de la propaganda. 

El autor se inspiró, tanto en su experiencia en la Guerra Civil Española, como en las noticias sobre las prácticas de control de la población desarrolladas por el estalinismo en la URSS y los regímenes totalitarios en general, a mediados del siglo 20. 

En ella, el mundo está dividido en tres grandes superpotencias: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental. La primera de ellas comprende América, Australia, Gran Bretaña y el sur de África. Eurasia es el resultado de la absorción de Europa por parte de la Unión Soviética. Asia Oriental comprende China, Japón e Indochina. El resto del planeta padece una guerra interminable que enfrenta a las tres potencias, en un cambiable ir y venir de alianzas y quebrantamientos de alianzas. 

La sociedad, dentro de ‘1984,’ está sometida a un constante bombardeo de propaganda de hechos y estadísticas históricas fabricados por el «Ministerio de la verdad», «El Ministerio de la paz» se encarga de ejecutar las estrategias de la fuerza militar para establecer guerras. Los campos de trabajo forzados se llaman «Centros de diversión». Los presos políticos son torturados en el «Ministerio del amor». 

Esta ironía es un ejemplo de doble discurso. Al utilizar palabras no para transmitir su verdadero significado, sino para socavarlo, corrompiendo los mismos conceptos a los que se refieren. 

El personaje principal de esta novela es Winston Smith, funcionario del Departamento de Registro del “Ministerio de la Verdad”, que irónicamente es el organismo encargado de falsear la realidad y manipular la opinión pública. 

El trabajo de Winston consiste precisamente en eso: en alterar la prensa de tal manera que las noticias que incomodan al Partido sean sustituidas por otras que se adecuen a la verdad oficial. 

Al desaparecer la prensa y cualquier otro medio de comunicación, se puede decir que estas noticias nunca han existido. De manera análoga, las personas caídas en desgracia a los ojos del Partido dejan de existir a los ojos del mundo. 

Más aún: nunca han existido. Son ‘nopersonas’. Oceanía puede estar en guerra con Asia Oriental, más aún: Oceanía siempre ha estado en guerra con Asia Oriental; pero si el Partido dice que Oceanía está en guerra con Eurasia, habrá que creer al Partido. 

Neolengua, como herramienta de manipulación política.

La facultad de cambiar de idea al compás de las consignas del Partido se conoce como ‘doblepensar. Un objeto blanco puede ser negro si el Partido dice que es negro, y la tarea del buen miembro del Partido (y, por ende, del buen doblepensador) estriba en adquirir la habilidad mental necesaria para convencerse a sí mismo de cuándo un objeto blanco es negro. 

El doble pensar es sólo un estado mental conducente a afianzar una concepción inmutable de la Historia; una herramienta intelectual, en resumen, que encuentra su plasmación en la “neolengua”, un lenguaje artificial creado por el Partido y que modelará la mentalidad de los súbditos. 

El lenguaje determina la estructura del pensamiento humano. Al prescindir de determinadas palabras, se prescinde de su concepto. De este modo, el Partido puede controlar y uniformar con mayor facilidad los pensamientos de sus miembros, para así evitar el mayor de los delitos concebibles en la sociedad de Oceanía (y, suponemos, de las otras dos potencias): el “crimental”, o crimen mental. 

La policía del pensamiento es responsable de la detección y eliminación de los ‘crimentales’, el control social de las poblaciones, a través del perfil de los delincuentes logrado por medios audiovisuales y delaciones de los incondicionales. 

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Conforme pasan los años, se va volviendo cada vez más de plena actualidad, cuando no en una realidad. Sin duda, Orwell fue una de esas grandes mentes de nuestra Historia y un auténtico visionario. 

(Cualquier similitud con gobiernos contemporáneos y/o «nubes» tecnológicas, es pura coincidencia) 

Fuentes varias