Se nos fue un maestro: Prof. Dr. César Orué Paredes

Nunca nos costó tanto difundir una noticia: el fallecimiento del profesor César Orué Paredes -Baby, para sus familiares, parientes y allegados- ocurrido el lunes 15 de diciembre del año en curso en el Sanatorio Modelo de Lanús, Prov. de Bs. As. a la edad de 74 años. Había nacido en Benjamín Aceval, Chaco paraguayo, el 31 de marzo de 1940.

Es que, aunque el desenlace era inexorable, nosotros creíamos que resultaría indemne del acoso del cáncer contra el que luchó cotidianamente más de 15 años. Pero al final, su cuerpo no resistió semejante embestida y tuvo que dejarnos huérfanos de su querida presencia. Por eso la demora en publicarla.

Es que no pudimos enhebrar sino escuetas palabras para elevar nuestra oración al Todopoderoso para que, desde donde esté, siga alumbrando nuestra vida.

Y para recordarlo, recurrimos a la

sustanciosa entrevista realizada por el escritor Armando Almada Roche que fuera publicada “Oroité”, revista del Taller Literario de Casa Paraguaya de Bs. Aires, en el 2006 que resume importantes retazos de la trayectoria del ilustre profesor, y que el autor tituló de la siguiente manera:

Dr. César Orué Paredes: LA GLORIA DE UN MAESTRO

“La casa del Dr. César Orué Paredes es amplia y luminosa. Está en uno de los populosos barrios de Lanús, del Gran Buenos Aires. Lo primero que se ve al entrar son los libros y los cuadros que se acumulan por todas partes. Ordenados en largos estantes sobre las paredes, abiertos sobre el escritorio a un lado de la computadora, apilados sobre el piano, a lo largo de la pieza, forman sobre el suelo de madera pequeñas torres que hay que esquivar con cuidado”.

“Orué Paredes es profesor de Filosofía y Letras y en la actualidad enseña periodismo, locución radial y literatura en Casa Paraguaya de Bs. As., del cual es Director de Cultura y este año cumple  50 años de ejercicio académico.

Cuenta que en su juventud se dedicó al canto y a la pintura, pero luego sus obligaciones no se lo permitieron. Hoy, después de varias décadas, pinta hermosos cuadros que ornamentan su casa en medio de obras de artistas plásticos paraguayos famosos como Carlos Colombino, Michael Burt, Ricardo Migliorisi y Lily del Mónico”.

“Orué Paredes es uno de los maestros más estudiosos y también uno de los mayor fama tanto en el Paraguay como en la Argentina: al día siguiente de esta entrevista, lo esperaban en la Universidad de Córdoba  poco tiempo antes de abrirnos la puerta, había un mensaje electrónico de un periodista chileno.

Una de las pocas distracciones que su trabajo le permite es visitar museos y ver espectáculos teatrales. No se trata, sin embargo, de un gran “descanso”, pues, según afirma, la mayor parte de las ideas se le ocurren caminando. A diferencia de muchos colegas que la consideran una experiencia agotadora, dice que le gusta enseñar, que hacerlo es un buen punto de partida para investigar, ya que sólo así se da cuenta de las cosas que necesita conocer mejor. Escribe durante las mañanas y luego se mete en su biblioteca, donde trata de resolver las dudas que le surgieron durante el ínterin”.

Recuerdos del Paraguay – En sus comienzos, César Orué paredes estuvo muy influido por la Escuela Sartreana e incluso logró entrevistarse con él en Paris, en donde lo frecuentó asistiendo a algunas de sus clase. Buscando un espacio intelectual donde sus intereses de pensador pudieran fertilizarse con las discusiones que se desarrollaban en otras disciplinas como la teología y la religión, entró en el seminario para ordenarse de sacerdote. Después de haber pasado casi cinco años y a punto de marchar a Roma, dejó los hábitos para casarse con una italiana, Lina Falaguerra, su actual mujer.

El contraste entre la atmósfera clerical del noviciado y la filosofía existenciales de Jean-Paul Sastre lo descolocó tanto que se puso a estudiar a Sigmund Freud y Jacques-Marie Lacan tal como lo haría una psicoanalista, estudio que luego le sirvió para escribir un libro (uno de los varios que nunca publicó) titulado “Sastre, Freud y Lacan, los mosqueteros de la filosofía” bajo el seudónimo de Juan Pablo Casado.

Fue, además, co-fundador del Liceo Facundo Insfrán, de Fernando de la Mora, del Liceo Rodó, de Asunción; catedrático mayoritario de área en la escuela de Policía José Eduvigis Díaz, Escuela Mecánica y el Colegio Superior de Policía de Asunción. Editó un tratado de Lógica, introducción a la Filosofía e Inglés práctico para el primero, segundo y tercer cursos del bachillerato humanístico, entre otros libros.

Estudió Arte Escénico en el Ateneo Paraguayo bajo la dirección de Fernando Oca del Valle y Roque Centurión Miranda; piano con Enrique Franz, Olga Cacavelos y Mary Schisola; canto con Sofía Mendoza e Isis Bárcena de Echeveste. Entró en el mundo de la pintura de la mano de Lily del Mónico y cursó estudios de escultura con el famoso maestro Vicente Pollarolo. En lo literario fue discípulo predilecto de Josefina Plá llegando a unirlos una gran amistad hasta el día del fallecimiento de la escritora.

Enseñó oratoria, liderazgo y protocolo -entre otras materias- en el Centro de Comunicación y Cultura de Asunción, al lado del destacado profesor Justo García Soria. Sus poemas (porque también es poeta), cuentos y ensayos aparecieron en distintas antologías de Buenos Aires, como “Otras alas, otros vuelos”, “Alfareros del sueño”, “Antología mayor”, etc.

Ya que mencionamos su quehacer literario recordamos que su primer poema “Réquiem” se publicó en el diario El País, en 1954, con gran éxito de críticas. También ganó el Primer Premio de Poesía Franklin Delano Roosevelt, consistente en una medalla de oro y diploma, en un concurso en el que participaban todas las escuelas del Paraguay, asimismo ganó el Primer Premio de Ensayo Ebert Stintung, sobre los problemas educacionales.

Orué Paredes, ejerció y ejerce todavía -en forma esporádica- el periodismo en donde se destacó como corresponsal de los diarios Hoy, Última Hora, ABC Color y, en la Argentina, se desempeñó -por más de dos décadas- como columnista especial en el suplemento literario del prestigioso matutino porteño La Prensa., en donde hizo conocer a intelectuales de la talla de José Luis Apleyard, José María Rivarola Matto. Carlos Villagra Marsal, Jose María Gómez Sanjurjo, Oscar Ferreyro; a los pintores Carlos Colombino, Enrique Careaga, Ricardo Migliorisi, entre otros. Su pluma lo llevó también hacia la dramaturgia plasmando obras de hondo aliento: “Así nació la Patria”, “Entre el Amor y el odio” (Solano López y Pancha Garmendia), “Flores del yuyal”, “Amor pombero” y otras piezas teatrales que se representaron con éxito en Buenos Aires.

-Una de sus áreas de trabajo es la enseñanza de Ciencia de la Comunicación en Casa Paraguaya en medio, por así decirlo, de la cultura popular ¿Cómo percibe esta cultura hoy, cuando se habla de una aceleración del tiempo y de los cambios sociales?

“Los historiadores se han vuelto más dudosos de lo que acostumbraban acera de si el término cultura popular sirve para definir la cultura de cualquier período y eso es, en parte, por los cambios actuales. Ahora es más difícil definir la cultura popular de lo que era hace cincuenta años: entonces los intelectuales no miraban televisión ni existía internet y poseían una cultura muy separada de la que tenía la gente normal. Hoy casi todo el mundo mira televisión y navega en Internet y algo bueno de esto es el surgimiento de un idioma común. Así, puedes dar una conferencia e ilustrar lo que estás diciendo a partir de un código compartido y puedes contar con que el público lo entienda. Algunos sociólogos, a mi entender acertadamente, hablan de una cultura común. Pienso que tienes que hablar de culturas, en plural, incluso hablando de individuos. Todos nosotros vivimos en una cultura común pero participamos de varias culturas a la vez”.

-La cultura popular y la alta cultura ¿se mezclan?

“Yo creo que las matrices de ambas culturas se relacionan, que interactúan. Un ejemplo de ello son las relaciones que se dieron entre el arte pop y el arte publicitario comercial en la pintura de Andy Warhol y así muchos otros casos. Por supuesto que esto ocurría antes, pero no ocurría tanto como ahora. Hoy muchos artistas o compositores practican esa mezcla de culturas, aún cuando los resultados podrán no ser muy populares”.

-¿Cómo son los cursos de Ciencia de la Comunicación que dicta en Casa Paraguaya de Bs. As.?

“Mis cursos son rigurosos y al mismo tiempo amenos. Procuro, en la medida de medida de mis posibilidades lograr la excelencia. Y para ello no suelo tener más de treinta alumnas con los que trabajo con total dedicación. Mis alumnos trabajan tranquilos, en absoluta paz y con todos los medios a su alcance. Y los resultados, en más de una década de enseñanza, son óptimos y están a la vista. Tanto es así, que en muchas oportunidades hube de rechazar a mucos alumnos para no sobrepasar el cupo con el cual me muevo”.

-Al egresar, ¿sus alumnos encuentra alguna salida laboral?

“Por suerte, la mayoría de mis ex alumnos –tanto argentinos como paraguayos- están trabajando con mucha fuerza y solvencia en diarios, radio o televisión de la Argentina o del Paraguay. No queremos pecar de pedantes, pero los que egresan de Casa Paraguaya tienen un alto nivel y son solicitados de varios medios de comunicación. Otros, más afortunados, se han ido al extranjero: Estados Unidos, Europa o Chile para ejercer su profesión”.

-¿De qué manera hace para que su enseñanza sea efectiva y no pierda actualidad?

“Me reúno con colegas de casas de altos estudios e intercambiamos conocimientos referentes a los medios de comunicación masivos y a las adaptaciones de las nuevas pedagogías. De este modo dinamizo, elevo y jerarquizo la enseñanza que impartimos en la institución. Repito: soy riguroso en mis métodos pero al mismo tiempo flexibilizo la dinámica de la enseñanza y las materias. Creo que el éxito de una cátedra reside en hacerla sencilla, entendible y clara sin que por ello pierda su verdadero peso”.

-Tenemos entendido que usted, en ha ejercido durante años el periodism0o literario en los diarios más importantes de Argentina, Paraguay y Europa. ¿Por qué se ha alejado de la profesión?

“La cátedra, la enseñanza, insume mucho tiempo si se quiere ser serio, responsable y honesto. El periodismo, usted sabe, es agotador y ya no estoy para trotar mundos. Como lo hacía antaño cuando reporteaba a Gabriel Garcia Márquez, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, José Donoso, Carlos Fuentes y otros celebrados de las letras latinoamericana. De tanto en tanto, me piden algún ensayo de El País, o El Mercurio, y accedo para no perder el pulso”.

-Aparte de la enseñanza ¿a qué otra cosas de dedica en la actualidad?

“He vuelto a un viejo amor. Se dice que siempre se vuelve al primer amor y yo he vuelto… a la pintura. Me estoy dedicando de nuevo con verdadero ahínco a la plástica, arte que había dejado para dedicarme al periodismo, a la enseñanza y a viajar por el mundo. La pintura está muy metida en mi ala como lo están la filosofía, la literatura y la música”.

0000000000000000000000000000000000000000000000 Poesía en su homenaje escrita por Norma Ayala, poeta paraguaya residente en Buenos Aires

PROFESOR CESAR ORUE PAREDES

Has llegado ahí…
En el sitio que Dios te ha reservado
Semejante a un colosal emblema de la Patria Paraguaya.
Seria reiterativo enumerar virtudes
que engalanaron tu persona.
Pero si, resaltaré la mas excelsa,
la de docente, la de maestro.
Tiempo atrás te antecedió Delfín Chamorro
A quien nuestro inmortal vate guaireño “Manu”
cantara estas estrofas:

“Por el alto lucero que se apaga
la noche Paraguaya está mas ciega
el corazón de súbito se enllaga
y al sollozo se entrega.
El maestro tenia el carácter del agua transparente
la claridad del día y la cordial dación de la surgente
con humildad de pan daba sustento
a la virtud callada del trabajo
en los hijos sin luz del sufrimiento,
los indoctos, los tristes, los de abajo.
Profesor de firmeza y de decoro
aprendió a vigilar a edad temprana
y en su boca labró un panal de oro
la melódica abeja castellana.”

Seguirás maestro en nuestros corazones
en cada minuto de esta vida.
Ya nos encontraremos nuevamente…