Itinerario de fracasos de los paraguayos en Argentina.
El registro oficial del primer paraguayo que pisó voluntariamente tierra argentina con su familia, viajando en barco, ocurrió en año 1895.
Tenía una profesión, esposa y dos hijos cuyos rastros se han perdido entre la multitud, después de haber multiplicado su descendencia. Pensamos que en la base de su decisión tenía un lugar preponderante la esperanza de brindar a los suyos un presente mejor, un presente que se proyectara al futuro con la satisfacción de haber logrado el propósito que lo indujo a emigrar a tierras extrañas.
Después, en el siglo 20, el ferrocarril ha sido la vía utilizada por nuestros compatriotas para venir masivamente a Buenos Aires fugándose de las estrecheces económicas o las persecuciones políticas imperantes en nuestro país de origen.
Desmembrando familias y afectos. El gran fracaso inicial.
En el siglo 21, la diáspora –mayoritariamente vía ómnibus- de nuestros compatriotas continúa. Familias enteras que, no encontraron ni encuentran cabida ni oportunidades en su país de origen, creen que lo obtendrán en el extranjero y, en pos ese sueño, no hay pandemia que lo detenga.
Así nuestro país perdió y sigue perdiendo el material humano insustituible para forjar la continuidad histórica de la Nación.
Para desgracia nuestra, tampoco en la Argentina hemos logrado reconstituir el tejido colectivo que diera, presencia, prestancia y predicamento a los nativos del Paraguay. La mayoría de nuestros migrantes, concentrado en sus individualidades, han sido subsumidos o absorbidos por la tierra que les cobijó. Lo cual constituye un fracaso doble.
La veintena de centros representativos de la comunidad paraguaya existente en la Argentina era la destinada revertir o paliar dicha situación, abriendo otro contexto, creando otro espacio donde la acción conjunta sea la metodología asumida.
Pero, siempre hay uno: las organizaciones paraguayas con sentido patrio y patriotismo están desapareciendo paulatinamente. Y las que siguen, en la práctica, han perdido su razón fundacional salvo escasas y honrosas excepciones.
Es el tercer fracaso que, por el momento, cierra el itinerario.
Y, tristemente, no se avizora en el horizonte solución alguna