Hoy se cumple cuatro años de la partida de Isidro Méndez Chávez, quien ha sido presidente de Casa Paraguaya de Bs. As. desde el año 2006 hasta el 29 de septiembre de 2017 día de su fallecimiento, cuyas circunstancias aún hoy resultan nebulosas. 

Había nacido en Yuty, Dpto. de Caazapá el 2 de enero de 1951, es decir que recién este año hubiera cumplido 70. Como persona concitó -durante su paso por la vida- adhesiones y detractores en similar medida, pero nunca olvidó sus orígenes ni a su pueblo.

Con sus errores y aciertos, fue un intérprete cabal del sueño de todo paraguayo: tener la casa propia que constituya un punto de encuentro agradable y reunión amable

Y si bien, él recibió una Casa Paraguaya obtenida con el esfuerzo y el sacrificio de sus ilustres antecesores, durante su mandato construyó la actual sede de la institución con una fisonomía edilicia moderna, que fuera inaugurada el 14 de agosto del 2010 y constituye el legado material más valioso de su paso por la Entidad.

Pero, a la vez y a la par, su gestión mantuvo la tradicional preponderancia cultural -característica principal que le han impreso los fundadores de la Institución- para solaz y orgullo de los paraguayos residentes en Argentina en particular y la sociedad en general. 

(Hoy quiero contarte Isidro que tu casa, nuestra casa está pasando como nunca dificultades y momentos complicados cuyo fin aún no se avizora). 

Mientras tanto, los socios observan atónitos e inermes el desarrollo y el manejo de la situación. 

No obstante, no perdemos el optimismo que la cordura y el entendimiento sean los ejes principales que señalen el camino de la recuperación que normalice de una vez por todas el funcionamiento de la Casa Paraguaya, que el 10 de octubre cumple 68 años de fundación.

¿Acaso no merece su continuidad cualesquiera sean los renunciamientos y sacrificios para lograrla?