Hijo de Padre alemán y madre descendiente de alemanes, pero brasilera, nació en Asunción el 21 de febrero de 1932, época de la guerra. Su padre falleció en poco tiempo y él tuvo que ayudar a su madre al sustento de la casa, corriendo las calles de Asunción, juntando apepú para dar de comer a los cerdos, que criaban en su patio de la calle Padre Cardozo.

Estudió en el Colegio San José y siempre recordaba a sus compañeros. Su madre, luterana, le dejó asumir el catolicismo de su colegio. Muy joven comenzó a trabajar en el Servicio de Navegación de la cuenca del Plata, y en seguida en la  firma alemana Staud.

Se casó con Lucia Mendoza (Doña Lucy) el 11 de abril de 1959, y del fruto de esta unión nacieron Alberto y Carlos, en Asunción, Ricardo, Sonia y Marisa Salete, que murió antes de nacer en São Paulo.

Alberto siempre recordó la revolución del 47, por el sufrimiento que causó a todos. Después, en 1963, el día de San Juan, irónicamente, esbirros de la dictadura asesinaron a su cuñado Juan Carlos Rivas. Este hecho lo marcó profundamente y lo obligó a marchar al exilio en Brasil.

Ya en Brasil, en São Paulo trabajaron él, su hermano Rodolfo y Lucy comprando y vendiendo ropa. Su hermana Elba, «Mami», viuda de Juan Carlos, siempre les acompañó y luchó con ellos.

Un día, el menos pensado, lo detuvieron juntamente con su hermano Rodolfo y lo llevaron a las dependencias del II Ejército en São Paulo, por una de las acciones de la Operación «Cóndor». Época difícil. (El que fue presidente del Brasil, Fernando Henrique Cardozo recuerda como también estuvo preso en el mismo lugar en 1975, en su libro “A Arte da Política” (Río, 2006)). Después de interrogarlo y maltratarlo de muchas maneras, lo soltaron, sin decir palabra.

Así como él, sabemos que otros millares de héroes anónimos tuvieron que salir de Paraguay a varias partes del mundo. Y hoy día muchos continúan saliendo en busca de trabajo. Los motivos son diferentes: pero la desigualdad sigue como antes. Desigualdad esa que en toda su vida combatió, primero como sindicalista en los tiempos de empleado, y después como empresario en Brasil. Todos le recuerdan por su honestidad, siempre cumplidor de todas las imposiciones legales, y más allá de ellas, su profundo humanismo.

Cuando ya en Foz de Yguazú vio aproximarse el momento de los cambios tan anhelados, él también se aproximó de nuevo, siempre estimulando las reuniones, siendo presencia marcante en el deseo de ver los cambios ya reales y actuantes en su querido Paraguay.

El domingo 12 de abril a las 3:40 de la madrugada, cuando la Iglesia rememora la resurrección de Cristo Jesús, falleció. El detalle es que el DIA anterior, 11 de abril, se cumplían los 50 años de su casamiento con Lucy. Parece que, aun sedado, inconsciente y en tratamiento intensivo, esperó a cumplir esa fecha para partir.

Descanse en paz.

Padre Casimiro Irala y Alberto Wild hijo.

(Colaboración de Nancy Areco, desde San Pablo – Brasil – nancyareco@hotmail.com)

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