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El referéndum del 9 de octubre de 2011 aún no sirvió para nada

El 9 del mes próximo se cumple el primer aniversario del Referéndum, acontecimiento histórico que rescató los derechos cívicos de los paraguayos del exterior, que habían sido cercenados por la Constitución de 1992.

Ya ha pasado casi un año de aquella memorable jornada que tuvo como resultado la modificación del Art. 120 de nuestra Constitución Nacional, porque la ciudadanía paraguaya dijo SÍ al derecho a elegir y ser elegidos en los cargos políticos a los residentes en el extranjero.

Pero hasta la fecha el referéndum aún no sirvió para nada, porque los “paraguayos de afuera” seguimos sin poder votar debido a que los parlamentarios de nuestro país ni siquiera han tratado el proyecto modificatorio de la Ley (Electoral) N° 834/96 que nos permita hacerlo.

Mientras estamos en la “dulce espera”, queremos refrescar lo que fue el referéndum a través de un artículo publicado en el diario “Última Hora” de Asunción el 11 de octubre de 2011, es decir dos días después del mismo.  

Somos 350.610 

Brigitte Colman

Brigitte Colman (bcolman@uhora.com.py

Debo confesar que los extrañé. 

El domingo, cuando fui a votar, brillaron por su ausencia. No estaban los colorados de siempre, con celulares y padrones en mano, gesticulando nerviosos, «operando» para el partido, acarreando electores y saludando con sonrisitas falsas. 

Extrañé a los colorados y a todo su poderío republicano, y me gusta tanto extrañarlos que me gustaría seguir con esa añoranza. 

Porque, para ser sinceros, el referéndum del pasado domingo fue un acto ciudadano, un verdadero ejercicio de ciudadanía. 

Cierto, fuimos pocos los que votamos. Fuimos 350.610, pero esos 350 mil somos los que no necesitamos que alguien venga a buscarnos, somos de los que no pedimos que nos paguen por el voto, o que nos prometan un trabajo como funcionarios públicos. Somos los que no precisamos de ninguna estructura partidaria. 

Eso, señoras y señores, no es poca cosa. Y somos 350.610. 

BOICOT. Los colorados, en una actitud hipócrita, juraron y rejuraron que no iban a boicotear el referéndum. Y, aunque no hicieron abiertamente campaña en contra del SÍ, optaron por no mover un solo dedo. Eso fue más que suficiente. 

Tienen una seccional hasta en Nueva York, pero no enviaron a sus miembros de mesa el domingo a las elecciones. No hubo operadores llevando a sus correlís para votar; y por supuesto que nadie compró cédulas ni proveyó el tan paraguayo vaka’í. 

Porque los colorados solo se mueven cuando del reparto de la torta del poder se trata. Y esta vez hubo que movilizarse para garantizar la participación ciudadana, un tema que a ellos, definitivamente, no les importa. 

Todo eso sin mencionar que le tienen miedito al voto de los paraguayos que viven en el extranjero. 

¿PARA QUÉ SIRVEN? EL DÍA DEL REFERÉNDUM ESTUVIERON AUSENTES TODOS LOS PARTIDOS. Salvo la honrosa excepción de liberales, el Tribunal Electoral debió integrar las mesas con voluntarios. 

En realidad, la apatía de los partidos en general debería llevarnos a cuestionar los millones que reciben del Estado. Dinero que según el Código Electoral deberían usarlo para capacitar a sus afiliados en educación cívica, por lo menos. 

Entonces, ¿para qué sirven los partidos políticos? 

Para llenar boletas electorales, para que sus seudoélites repartan cuotitas de poder, para que sus dirigentes mejoren su nivel de vida y para dar entrevistas ala televisión. Sies solo para eso, es probable que no los necesitemos. 

Porque, además de caros, son malos e inútiles. El referéndum para incorporar el voto de los paraguayos que viven lejos del país fue una lección. 

Sirvió también para comprobar que nuestra dirigencia política solo se moviliza cuando ellos pueden ganar algo. Y es evidente que otorgar un derecho -larga e injustamente cercenado- no figura entre sus prioridades. 

Pero, bueno, a pesar del boicot y del ñembotavy de la dirigencia política, ahora los paraguayos y paraguayas que viven fuera del país van a poder votar, y ese un hecho histórico. Y es un hecho que viene a reparar un acto miserable de los políticos que hicieron la Constitución en 1992, y decidieron negar el voto a los paraguayos de afuera. 

El domingo en la noche, alguien en el Twitter decía que no ganaron ni el no ni el sí, que ganó el «no me calienta«. Yo digo que somos más de 300 mil ciudadanos, y que el voto de los paraguayos que viven afuera por fin es una realidad.

(Nota: el subrayado, las cursivas  y las negritas son nuestras)

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