Conmemoraron los 211 años de la Revolución que permitió la Independencia del Paraguay
Un homenaje de la Ciudad de Buenos Aires a la colectividad paraguaya residente en Argentina. A lo largo de la tarde pasaron miles de personas por el festival de música, baile, poesía y comidas típicas.
Por Martina Lorenzutti (*)
La revolución en Paraguay se hizo sin derramar una sola gota de sangre. Es el único país del mundo que conmemora dos días seguidos: el 14 y 15 de mayo.
Sobre la calle Bolívar -perpendicular a Avenida de Mayo- presidía el festejo un gran escenario montado de espaldas a la plaza. Frente a él, varias hileras de sillas todas ocupadas. Por detrás circulaba una marea humana al punto que casi no se podía caminar. Mientras sonaban guitarras y cantos, aromas dulces y salados se entremezclaban. A lo largo de cuatro cuadras se cruzaban filas con gente con ganas de probar la gastronomía guaraní. Ponchos, vestimentas características y sombreros de paja.
En uno de los puestos, un grupo de músicos tocaba en vivo. Una pareja los acompañó dando saltos al compás de la polca paraguaya. Mientras el público filmaba con celulares, tres niñas de vestido blanco y flores en el pelo movían sus faldas siguiendo el ritmo. A pesar del fresco, el cielo de un celeste brillante y limpio estuvo presente a lo largo de toda la jornada hasta que se puso el sol.
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La noche del 14 de mayo de 1811, un grupo de oficiales se sublevó en los principales cuarteles de Asunción. Se sumó el pueblo que colmó las calles al grito de “Vencer o morir”. Ochenta soldados apuntaron seis cañones directo a la casa del gobernador, al cual se le exigió que entregara dinero, armas y documentos. El representante de la corona española, el gobernador intendente Bernardo Luis de Velasco y Huidobro pudo apenas resistir hasta la madrugada del 15. La demanda era que todos los funcionarios de la corona española y miembros del Cabildo fueran separados y que además ningún buque saliera del puerto. Ese mismo día, al atardecer fue izada por primera vez la bandera con los tres colores: rojo que simboliza la justicia; blanco, la paz y azul, la libertad. Veintiún cañonazos saludaron el triunfo revolucionario.
Aquel golpe cívico militar constituyó a Paraguay como uno de los primeros en sublevarse contra el rey Fernando VII en el Virreinato del Río de la Plata. Cinco días después, el 20 de mayo el triunvirato comunicó que a partir ese momento Paraguay se gobernaría a sí misma.
La independencia se proclamó formalmente recién el 25 de noviembre de 1842.
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El Chipá Guasú, una especie de pastel de maíz cocinado al horno, surgido de la fusión gastronómica guaraní-española humeaba haciendo las delicias de quienes lograban llegar a los lugares de comida. Otra receta característica: el Vorí, Vorí pequeñas bolas de harina de maíz y queso dispuestas en un caldo espeso de pollo, también herencia de la comida mestiza. Se ofrecían a la venta artesanías finas, como el Ñandutí que es un tejido de encaje que se utiliza en manteles y vestimentas. Se teje con agujas en bastidores en forma de círculos radiales. Algunos son coloridos y en idioma guaraní significa “tejido de araña”.
El festejo fue en partida doble, ya que coincidentemente en esa misma fecha, la nación hermana conmemora el Día de la Madre en homenaje a la “Madre Patria”.
Una mujer sube al escenario y recita una poesía titulada “Una Madre Paraguaya” .Un dato, en el año 2014 un poema de nombre “Sy” (Madre), escrito en idioma guaraní por Cristian David López compitió entre 1893 poemas de 40 países y fue nominado como el “Mejor del Mundo”. Se trató del certamen “Premio Internacional Jovellano” de Gijón, España. Los jurados valoraron su carácter profundamente universal, simbólico y susceptible de ser entendido por personas de cualquier cultura.
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El Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad iluminó con los colores de la bandera -desde la puesta del sol del sábado 14, al final del domingo 15-; el Monumento de los Dos Congresos, el Puente de la Mujer en Puerto Madero y la escultura de aluminio, Floralis Genérica en la Plaza de las Naciones Unidas.
Actualmente en la provincia de Buenos Aires viven alrededor de dos millones de paraguayos, de los cuales un millón doscientos mil cuentan con su documento nacional de identidad, que les permite una residencia legal. El resto aún se encuentra en trámite. Son desde hace décadas la comunidad extranjera más importante de nuestro país, y casi la tercera parte del total. El 57% son mujeres. Durante la guerra de Malvinas, en 1982 combatieron unos 80 hijos de paraguayos y los doce que murieron están enterrados en el cementerio de Darwin.
A partir de 2003 se implementaron una serie de medidas migratorias para facilitar la inserción social y laboral a personas provenientes del Mercosur y en 2006 se implementó el Plan Patria Grande que permitió regularizar la situación de muchos inmigrantes.
Leo Pineda, conductor del programa radial Mombyry Guive, que significa Desde Lejos dijo: “Hoy en día somos la comunidad migrante mayoritaria en este país. Junto con los hermanos bolivianos, venezolanos y colombianos estamos muy agradecidos de que esta nación nos permita desarrollarnos como personas y forjar valores”. Agregó: “Fui parte de la comisión vecinal de paraguayos residentes del barrio de Barracas y quiero recordar que la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner visitó dos veces nuestra barriada, de la mano del padre Pepe Di Paola, quien fue párroco de la Parroquia de la Virgen de los Milagros de Caacupé en la villa 21-24 por catorce años. Hay que destacar también que ella fue quien reivindicó a las empleadas domésticas, trabajo que muchas mujeres de nuestra patria llevan a cabo, permitiéndoles el blanqueo y realizar aportes para que puedan jubilarse”.
En un stand, personas esperaban para firmar un documento. Se trataba de la “Asociación Civil Casa Paraguaya en Buenos Aires” ubicada en la calle Chile y Entre Ríos. Fue usurpada hace un año por un grupo de socios que no permiten que se realicen votaciones para renovar autoridades. Ya fue presentada la denuncia a la Inspección General de Justicia (IGJ) y se espera que actúe y haga cumplir cuanto antes la sentencia definitiva. La nueva comisión está conformada por socios que ayudaron a su ampliación desde el año 1984. La vicepresidenta contó lo siguiente: “Somos gente de institución y no trabajamos para beneficio propio, sino que lo hacemos para toda la comunidad. Actualmente tenemos 6500 socios, de los cuales alrededor de 700 se mantienen activos. Pudimos comprar la propiedad gracias a gente pobre, que a lo mejor compraba medio kilo menos de pan para su mesa, pero cooperaba con cemento y ladrillos. Nuestra tarea es albergar y cobijar a compatriotas recién llegados. Para nosotros es un pedazo de tierra guaraní”.
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Un hombre con gorro de cocinero, vestido de negro con delantal del mismo tono giraba sobre una parrilla unos pinches de madera con trocitos de carne. El aroma invadía el lugar. Colas de hasta cincuenta personas esperaban ansiosas su turno para comprar, llevarse una bandeja y poder finalmente sentarse a comer en banquetas y mesas altas de madera.
En otro punto de venta se ofrecían paquetes de yerba conocida como Ka’á o yerba de los jesuitas, en este caso de la marca Kurupí. Fue importada directamente de la madre patria. Hay una variedad con menta y boldo que se usa para preparar el clásico Tereré. Es una infusión que se sirve fría y que atenúa los calurosos veranos paraguayos. Según una leyenda tradicional aborigen, uno de sus dioses se hizo presente y les enseñó cómo cultivar plantas medicinales. Se pone todo en una jarra con agua fría y se le agrega Pohấ Ñaná, una hierba machacada previamente en un mortero. Se toma con bombilla de caña o metálica. Un hombre que atendía el puesto contó que en 2020 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), inscribió al Tereré en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad. “Esta bebida fomenta la amistad, el diálogo, el respeto y la solidaridad”. En otro espacio, unas muchachas todas con sombreros blancos de ala ancha, y con la bandera desplegada al fondo ofrecían mates y termos con los tres colores, que fueron un éxito de ventas entre los más nostálgicos.
Una tarde en la cual hubo bailes con vestimentas bellas y coloridas, conjuntos musicales, voces femeninas y sobre todo alegría. Tanto residentes como miles de porteños y gente del conurbano bonaerense se mezclaron sin tomar en cuenta fronteras, ni nacionalidades. Los paraguayos y paraguayas son una comunidad que se ha integrado a nuestro país desde hace décadas. Son gente respetuosa y orgullosa de mostrar sus tradiciones y costumbres. Pacíficos y trabajadores, los hermanos y hermanas de esta nación sin duda han contribuido a la construcción de la grandeza de nuestro país.
(*) Periodista argentina. conductora del programa radiofónico “Gritando en radio” que se emite los viernes a las 20 horas por Radio Capital. Estudió en la escuela ‘Éter’ y se dedica a la gráfica mayormente