Casa Paraguaya, la verdad sea dicha… (2ª y última parte)

Decíamos en los párrafos finales  de la nota anterior referida al mismo tema y publicada en este sitio el 20 de noviembre pasado: 

Como dijo hace añares un general argentino a quien el gobierno paraguayo le otorgó el grado honorario de general de división del Ejército del Paraguay, “la realidad es la única verdad”, frase aún súper vigente, máxime en esta época donde pululan los “fake news” o noticias falsas. 

Aquí, la única verdad sobre la importancia y vigencia de esta entidad paraguaya emblema de nuestra comunidad, reside en la conducta y en accionar de los hombres y mujeres que, con ética ejemplar- la han conducido en todos los años transcurridos desde su fundación a la fecha, amén de la gente que contribuyó voluntaria y desinteresadamente con toda su energía para enaltecer la institución.

Como el párrafo anterior –subrayado a propósito- amerita una explicación más detallada, para facilitar la lectura  -y/o relectura- total de este artículo, hacemos ahora una breve pausa para respetar el tiempo y el posible aburrimiento de los eventuales lectores y/o curiosos ávidos por conocer algo

Imagen de la Virgen azul de Caacupé, preside y protege en la actualidad, la entrada de planta baja de la Casa.

En esta  segunda y  última parte que publicamos hoy, cumplimos nuestra promesa de dar una explicación más detallada, sobre algunos aspectos de la actuación de los directivos de Casa Paraguaya de Bs. As. para sostener la entidad a través de sus 65 años de existencia

«Casa Paraguaya de Bs. As., fundada como respuesta a una necesidad que las circunstancias históricas imponían su creación: la emigración masiva de paraguayos a la Argentina a raíz de la revolución acaecida en 1947 en nuestro país, circunstancia que provocó la diáspora de nuestros compatriotas siendo el lugar elegido-por la mayoría- para su exilio, fue este generoso país que los recibió con los brazos abiertos y la posibilidad de comenzar de nuevo».

Salón Planta alta del»antiguo» edificio de Chile 1769

¿Y qué mejor manera que agruparse para facilitar la inserción en otro país, preservando los valores culturales, las raíces, los códigos de nuestra identidad nacional y divulgarlos con toda su potencialidad?

Sin duda alguna, la perdurabilidad  de Casa Paraguaya se debe fundamentalmente a los sucesivos Consejos Directivos que, pese a las dificultades, no escatimaron esfuerzos para cumplir a cabalidad los objetivos establecidos en el Estatuto: por ejemplo hacer de la institución  un ámbito de convivencia y respeto mutuo, canalizando el techaga’ú y el desarraigo que conlleva el vivir lejos del terruño natal.  

Enumerar todo lo realizado, relatar las peripecias y acciones llevadas a cabo por los mismos, es imposible resumirlo en una nota de escasa extensión (1) pero daremos a continuación algunas referencias destacadas.

Los sitios en los que se reunían los directivos en diferentes períodos para cumplir su cometido fueron los siguientes: a) 1953/1955, Belgrano 2815; b) 1955/1968, Sarmiento 875 (sede donada por Perón en 1954 y cuyo dominio fue judicializado en un juicio que duró hasta 1967, fecha en que la Cámara de Apelaciones  dictó un fallo que fue adverso  Casa Paraguaya. No obstante los directivos impusieron un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina  que lo declaró improcedente en 1968, ,por lo cual Casa Paraguaya desocupó y restituyó el inmueble; c)  1968/1969, Maipú 92; d) 1970/1979, Av. Córdoba 1819, a partir de ese día las sesiones tuvieron lugar en el subsuelo de la Casa Suiza. todas ubicadas en la ciudad de Buenos Aires, hasta que finalmente el Consejo Directivo decidió conformar en 1984 una Comisión Pro-Local Propio, que cuya misión era comprar un inmueble propio permanente. Así, obtuvieron los fondos –a través del lanzamiento y la venta de bonos contribuciones de 100 números a US$ 150 c/u- y adquirió el primer local propio en la calle Paraná 350 de capital Federal. Posteriormente, el Consejo Directivo se propuso comprar otro inmueble más amplio con más capacidad para desarrollar sus actividades societarias. Esto fue concretado en 1988 con la adquisición de una casa ubicada en Chile 1769 (donde funciona actualmente la entidad) con lo producido de la venta de Paraná 350 y lo acumulado por posteriores ventas de Bonos Contribución. 

Edificio antiguo y actual de Casa Paraguaya /Para agrandar hacer clic sobre la imagen

Seguidamente encararon  la compra del terreno aledaño, propiedad que el Ministerio de Educación había decidido desprenderse. Ni cortos ni perezosos los directivos se pusieron en campaña para conseguir más fondos que lograron con el lanzamiento de un Titulo Patrimonial. Lo recaudado hizo posible que el 1° de diciembre de 1992  se firmara el boleto de compra-venta entre el Estado argentino y las autoridades de Casa Paraguaya. 

Esto sirvió para que la última administración edificara un nuevo predio de cinco plantas que fue inaugurada en 2010 las dos primeras –con ascensor- y que los nuevos directivos que resulten electos el domingo 2 de diciembre próximo tendrán la oportunidad de terminar la construcción y mejora del mismo 

Vale aclarar que todas las obras materiales fueron realizadas sin descuidar las actividades culturales, cuya difusión ha sido siempre la característica fundamental de Casa Paraguaya,  

Finalmente,  debemos hacer una salvedad: todas las diferencias que por diversos motivos y en distintas épocas surgieron entre sus directivos, han sido subsanadas civilizadamente, con altura, dentro de la Casa, sin ventilarlas a los cuatro vientos y siempre logrando el consenso superador de las mismas.  Lamentablemente, parece que ahora, entre los aspirantes a la conducción se ha dejado de lado esa sana costumbre de dialogar…

 (1) La casi totalidad de la historia de la institución, está reflejada en el libro “La Casa Paraguaya que yo viví” escrito por José Núñez, ex presidente. También está relatada en la revista 50° aniversario de la entidad