Bicentenario de una Nación dividida
Joaquín Ruiz Zubizarreta (*)
Desde que el Paraguay se independizó, se dividió irreconciliablemente. Celebramos el bicentenario de “ismos” y “antis”.
En los primeros días de la llamada “revolución” de independencia el pueblo se dividió acusándoseles a unos de porteñistas y tomando la bandera de anti porteñistas otros. A todo aquel que se inspiraba, ya sea en los valores políticos de la democracia; o en los valores económicos del librecambismo, se lo tildaba con o sin razón de “porteñista”. El anti porteñismo encarnado en Francia triunfó sobre los liberales demócratas. La nación jamás volvió a estar unida de forma permanente, como lo estuvo en tiempos de la colonia cuando las generaciones ya paraguayas olvidaron la división de sus abuelos españoles de “tumultuarios” y “leales” o “iralistas” y alvaristas”.
Hacia 1870, sesenta años después de la independencia, y después de que la nación sufra las atrocidades de la guerra, los paraguayos pasaron a dividirse en lopistas y anti lopistas si miraban el pasado reciente, y se proyectaban al futuro divididos en “liberales” y “colorados”. Seguimos separados hasta bien entrada la década de 1930, cuando olvidamos momentáneamente los ismos para pelear bajo una sola bandera en el chaco por tres años.
Ni bien terminada la guerra volvieron los ismos. Después de la transición a la dictadura de la década del cuarenta, el país siguió divido entre los que defendían o aprovechaban el régimen dictatorial, y los que lo combatían o callaban por miedo.
Llegados los años noventa, sesenta años después de haberse comenzado la transición a la dictadura, comenzaba la transición a la democracia con una nueva constitución, y la nación se dividía entre colorados y anti colorados. Atribuían estos últimos a los primeros ser herederos del régimen dictatorial, culpándoles de todos los males.
Los últimos días de los sesenta años de coloradismo coincidían con el final la transición, y a la vez coinciden, años más, años menos, con el bicentenario de la independencia. Sin embargo, seguimos profundamente divididos.
¿Volveremos a inaugurar un periodo de sesenta años de división entre colorados y anti colorados, o proyectando una división de izquierdismo y anti izquierdismo? ¿Volveremos a celebrar un siglo más divisiones, antis e ismos?
Hace doscientos años obtuvimos la independencia, pero todavía no conseguimos la unidad de la nación.
No miremos al pasado buscando culpables o justificaciones. Eso nos divide. Miremos al pasado buscando errores que no se deben volver a cometer, independientemente de quienes sean los que los hayan cometido. Busquemos en el pasado las cosas que nos unen, como la memoria de José Diaz, Eugenio A. Garay, Eligio Ayala, o la música de Barrios y los versos de Emiliano.
(*) publicado en larueda.com.py